Diario de León

Antonio Manilla

Tipos de conservadurismo

Creado:

Actualizado:

Los conservadores estrictos de la tierra están representados en la población del mundo por ese dos por ciento de cazadores-recolectores tribales que con arco y taparrabos todavía defienden la visión de la vida «como ha sido siempre» en las selvas de América del Sur y África, porcentaje que podría aumentarse un poco añadiéndole los lectores más incautos o comprometidos del Walden de Thoreau. Por suerte, para la supervivencia de la especie del humano moderno, aunque no son mayoría ni se espera que lo sean nunca, permanecen ahí como un reservorio contra una catástrofe planetaria, con la encomienda de reiniciar el futuro de los sapiens si fuera necesario regresar a las hondas y las lanzas.

En el siguiente nivel de conservadurismo extraparlamentario estarían algunas asociaciones marginales de extremistas que, descendiendo del Ku Klux Klan —en el mismo sentido que se dice que el hombre desciende del mono, aunque no sea exacto—, conspiran desde detrás de la cortina del mundo no tanto para que todo siga igual como para que volvamos a los modos y costumbres del feudalismo. Son los ricos anticapitalistas: mientras los capitalistas auténticos son hondamente progresistas porque siempre quieren que su dinero progrese, aquellos son gilitos que defienden su fortuna en cajas fuertes y se mancomunan secretamente en selectos clubs de viejos ricos conjurados para volver a esclavizar algún improbable día el orbe.

Ya dentro de la legalidad democrática, existen partidos que aún reivindican el marchamo conservador para su ideología, pero en nuestro país son todos liberales o socialdemócratas en mayor o menor grado. Más allá de conservar el cargo —rasgo compartido por todo el espectro político sin excepción—, «en llegando» al poder ninguno es tradicionalista en cultura, ni proteccionista en economía, ni radical en la defensa de ningún valor. Su genoma ideológico está corrupto y, en otras palabras, son un bluf, una chatarra de conservadores, que unos días se pasan y otros no llegan. Descendiendo hasta el nivel del individuo, y yendo más allá del significado político del término, encontramos personas de cualquier edad amantes de la regularidad y adversarios de los cambios bruscos, que solo aspiran a que el mundo siga siendo comprensible, como esos ancianos a los que han puesto los bancos a llevar sus cuentas desde la cola de un cajero automático que no entienden. Somos los conservadores patológicos, conservadores sin derecha ni izquierda ni tan siquiera centro. Conservadores sin partido. Porque sí. ¿Qué pasa?

tracking