Cerrar

Creado:

Actualizado:

En el final del cuento que lee cada noche la tía Úrsula, León es el basurero de chocolate sostenible que vienen a lamer los golosos del poder. La tía Úrsula lee y lee, para dulcificar el tránsito de los justos; así cambiaron leche por olivos y almazaras, enterraron la simiente, que siembren ellos, y subvencionaron el retiro, para que quitar del medio pareciera un favor; y matan reses sanas para dejar espacio libre a espejos y molinos. Subsidian a jabalíes y venados tuberculosos, que jamás iniciarán pleitos contra las placas solares de la transición al borreguismo 2030. Europa no se entiende sin sufrirla. Lee entre líneas la tía Úrsula, mientras a la gente le acomete la inflación a la chepa y las ganas de reventarse la tapa de los sesos cuando pilla el catre con la factura de la luz recién actualizada. Úrsula es una madrastrona que se embute, y no deja la puerta entornada de la alcoba para disuadir a los monstruos de las sombras. La tía Úrsula lee lo mismo que leía el tío Mario, que en realidad es el cuento que leía la tía Ángela, antes de mandar al tío Schroeder a reírle las gracias al rojerío pijo acomodado de la verde Alemania en Gazpron, y otros consejos de administración de los herederos del KGB. Es bueno recordar la milonga de Schroeder aquel día que fue de tapas con Zapatero a la Pitanza, porque el bar de Mundi parecía demasiado arriesgado para su servicio secreto. La tía Úrsula está a punto de cambiar de relato en el cuento de cada noche, duérmete niño, porque son repetidas las pesadillas que hacen fosfatina todos los sueños. Conviene no olvidar ahora que está en puertas el primer invierno jodido de nuestras vidas agraciadas que vagan entre el cuento de tía Úrsula, que Úrsula lee y lee porque será la última que deje de cobrar en la hecatombe mastodóntica; luego, la legión de a cinco mil al mes que deglute nóminas cargadas al tipo impositivo del 65% del que dobla el lomo; y así, hasta que el hambre sobre la huella de carbono y otras gaitas facilite el análisis sintáctico de la parábola que le lanzó a los italianos, los españoles con marketing (dijo Forges), cuando tía Úrsula cambió cuentos por amenazas. Otra alegría de este segundo fin de Roma es que la Junta también se va a ir al guano. Porque ¿quién financia hoy a la Junta? Pues eso.

Cargando contenidos...