Diario de León

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«Primero, cumplir con lo incumplido; segundo, mejorar lo prometido; y, tercero, fomentar un clima de confianza. Es decir, que su palabra valga algo». Fue el decálogo lanzado por Gabriel Rufián a la cara de Pedro Sánchez para negociar los Presupuestos con ERC. Los independentistas no se andan con chiquitas. Desde hace meses, el Ejecutivo tiene sobre la mesa la reiterada petición de su socio separatista de que atenúe en el Código Penal los delitos de rebelión y de sedición como una de sus condiciones para respaldar las cuentas públicas.

La inclinación del Gobierno a dar gusto a su aliado preferente es total, aunque ni se confirme ni se descarte que el gesto vaya a llegar próximamente. Sánchez, al quite, ya ha dejado claro en conversaciones informales su sonoro «Yo estoy dispuesto». En la calle Ferraz admiten que sería preferible para el PSOE que la cuestión se alejase de las municipales y autonómicas del 28-M. Aun así, dentro de la Ejecutiva Federal hay partidarios de tentar la suerte: «Ya se puso la alfombra a los indultos a los líderes independentistas y aquella apuesta era mucho más arriesgada».

Junto a la concesión de esas medidas de gracia, una reforma legal serviría principalmente para beneficiar al fugado Carles Puigdemont, en el caso de volver a España a rendir cuentas ante la Justicia. Un juicio del que podría llegar incluso a salir airoso con la rebaja en ciernes de las penas por sedición. En La Moncloa asumen haber generado en ERC las suficientes expectativas como para que se hiciera cuesta arriba incumplir el compromiso.

El runrún circula al más alto nivel, en unas agitadísimas federaciones socialistas: ya sólo les falta que Sánchez canjee los Presupuestos por una modificación del Código Penal provechosa para Puigdemont. «Esa iniciativa causaría estragos en nuestro electorado. Nos remataría. Como si ya no tuviésemos suficiente encima», habla en privado un barón del PSOE. «Llegaría a creer que Pedro desea que nos fuésemos todos a freír espárragos», añade.

Y su opinión es compartida por otros dirigentes socialistas. A estas alturas, con las urnas a siete meses vista, han dejado de existir visiones ponderadas o, en román paladino, medias tintas para no desairar al líder. «¿Concesiones? Cuantas menos haya, mejor», explicitan distintos cuadros. Consideran llegado el momento de poner pie en pared ante tanta vía de agua gubernamental. Se explica. Por más que el CIS de Tezanos eche una mano y diga que todo va bien y la victoria sanchista está en marcha.

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