Diario de León

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Dios me libre de abollarle la fe a nadie, pero la verdad os hará libres igual que la mentira esclavos. Así inició su lección de paraninfo  Sebastián Quiñones Cañones , doctor en Historia por Lovaina y en Filosofía por el Angélicum de Roma. Se le nota, pues, que fue fraile antes que cocinero de la memoria, pero tan contundentes fueron sus argumentos, que al acabar quedaron los asistentes mudos hasta de aplauso, que tardó en arrancar y fue resignadamente sincero, ya que aquellas razones fueron más que un jarro una cascada de agua fría al esperarse del eminente doctor que les bailara las glorias históricas leonesas que ahora tanto se rascan aquí para relucir orgullos e identidades, así que no pudieron por menos que salir de allí con algún desengaño y no pocas dudas royéndoles la honra o el honor.

Ya comenzando, aturdió: Los restos que aquí veneráis en basílica no son los de san Isidoro traídos de Sevilla por la expedición que el rey Fernando mandó allí encabezada por los obispos Alvito de León y Ordoño de Astorga a fin de traer otros muy distintos, los de santa Justa mártir, que no hallaron gastando todo un año en la pesquisa, facilitada en tierra musulmana por entenderse sospechosamente bien el rey leonés con el rey moro sevillí mientras el resto cristiano combatía ferozmente a la moraima (solía mandarle regalos sin descartar que alguna doncella fuera en el lote; fue costumbre un tiempo aquí). Pero justo la víspera de tener que regresar a León, dijo Alvito que se le apareció en sueños san Isidoro indicando dónde estaba su tumba; y aquellos restos le valieron, aunque iniciado el regreso, a los seis días murió Alvito, a quien tenéis por santo sin que la Iglesia le canonizara nunca. De modo que iban por una santa y volvieron con dos santos, uno en falsete y el otro que no lo fue. ¿Y buscaban los reyes de León para su iglesia las reliquias de una santa lejana y desconocida teniendo, como asegura la docta trola, nada menos que el Grial, la mayor de la reliquias? Lagarto. Y nos dejó para otro día la mentira de ese Grial. Hale, otro desengaño..

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