Editorial | La lógica al final se impone, o de qué renegamos

El diseño de José María Fernández se dibuja, 17 años después de su primera propuesta, como inicialmente se había planteado. La cuestión resultaría llamativa ya sólo por el hecho de un retraso a todas luces ilógico, si al final se trata de llegar a la misma solución urbanística. Pero las obras que ahora se anuncian en una arteria vital para el tráfico de la ciudad tienen un trasfondo que invita a reflexionar sobre qué intereses mueven en realidad los resortes de los grupos políticos que pueblan el Ayuntamiento. 

El actual equipo de gobierno socialista ejecuta como idónea una reordenación que hace casi dos décadas el mismo PSOE vetó al entonces alcalde popular Mario Amilivia, con la orquestación de la consabida plataforma vecinal en contra.

Alguien tendrá que explicar por qué lo mismo que era perjudicial entones es oportuno ahora. O por qué los intereses del enfrentamiento y el desgaste político se anteponen a los beneficios que cabe exigir para los leoneses. Muy bien tendrá que argumentar el equipo de gobierno en qué ha cambiado la ciudad y su tráfico para que 17 años después la misma solución sea la mejor.