Diario de León

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Que sepáis que no gustáis. A ninguna mujer. Tampoco a las que pagáis para que tengan sexo con vosotros. Os aborrecen. También os cuestionan el resto de los hombres a los que horripila vuestro comportamiento porque creéis que sois el prototipo ideal de vuestro género ‘como tiene que ser’. Alguien tenía que decíroslo, si es que todavía estáis confusos. A las mujeres no les gustan los hombres que pagan a otras mujeres para acostarse con ellas. Tampoco les gustáis a ellas. No están ahí por su gusto y porque estén encantadas de conoceros, por mucho que insistáis en que lo hacen porque quieren. Que no. Por eso tampoco gustáis a ninguna mujer conocedora de que celebráis las victorias y os refugiáis en los burdeles cuando tenéis la necesidad de demostrar que sois poderosos, que domináis la situación. No, no gustáis.

Da igual si sois de derechas, de centro, de izquierdas o medio pensionistas. Creer que una buena fiesta no puede acabar sin una buena juerga con mujeres en situación de prostitución es seguir en el clan del oso cavernario, con permiso y con disculpas a Jean Marie Auel, por la referencia a su magnífica novela.

¡Cavernario! Por mucho diminutivo con el que os llamen, ya seas tito Berni, empresario, político o futbolista de éxito que acaparas el espacio público y privado con bravuconadas y prepotencia.

Pero ya os queda poco. Eso esperamos todos y todas. Mujeres y hombres que para nada comparten vuestros comportamientos. Esos otros hombres a los que intentáis hacer sombra imponiendo un estilo al que todos esperamos que le queden dos telediarios. Que sí. Que tampoco gustáis al resto de los hombres, a esos que sí nos gustan a las mujeres, a los que elegimos para acostarnos con ellos libremente, con los que compartimos nuestras alegrías y nuestras penas, con los que caminamos para un proyecto común. Seguid en vuestros reductos. Las leyes, sin violencia, acabarán con vosotros a vuestro pesar. Vuestro comportamiento será un mal recuerdo, como lo son ahora los esclavistas o los inquisidores.

Durante la próxima semana se celebran actos por todo el mundo para volver a recordar que todavía queda mucho para conseguir la igualdad real entre los hombres y las mujeres. Y no os confundáis. El feminismo no está roto, ni dividido. El feminismo está por encima de las divisiones políticas y utilización como arma arrojadiza electoral. Creedme.

A nosotras también nos harta tener que luchar, reivindicar y trabajar por la igualdad. Es agotador. Hartitas estamos. Pero seguimos. Por las mujeres de ahora, por las que vengan después y por la memoria de las que nos precedieron. Y también por los hombres, por esos que sí nos gustan y no necesitan pagar para sentirse por encima de las demás personas.

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