Diario de León

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Al final de la película El hombre que mató a Liberty Valance, cuando el viejo político (Stewart) le pregunta al periodista si publicará lo que acaba de confesar este le espeta: «Estamos en el Oeste, cuando los hechos se convierten en leyenda no es bueno imprimirlos». No era tanto jactancia como constatación. Pero una leyenda no debe mantenerse si es negra e impide jerarquizar bien las conductas. Siempre se nos ha dicho que las revistas de poesía Espadaña y Garcilaso , dirigidas respectivamente por Crémer y por García Nieto, vivieron enfrentadas por sus concepciones antagónicas de la poesía y de la política. Un libro de la profesora Xelo Candel prueba que, pese a las discrepancias, no hubo enemistad: Victoriano Crémer. José García Nieto. Epistolario Inéditos . 1944. 1976 (Renacimiento). Será una de mis próximas lecturas. Espadaña representó la poesía social —aunque no solo a esta— y Garcilaso la estética neoclásica —aunque también mucho más—. Su mutua animadversión era leyenda. Ambos poetas se mostraron afecto y se ayudaban en sus publicaciones, pese algún duelo poético que mantuvieron desde ellas. No todo puede ser explicado en clave roja o azul. La realidad suele ser poliédrica, y es labor del análisis objetivo hacerla comprensible. Para antagonismos, el que mantuvieron don Claudio y don Américo sobre los orígenes de España. No tengo conocimientos para argumentar cuál de las dos revistas era mejor, pero sí puedo celebrar ese logro del afecto mutuo que este libro nos descubre mediante una larga correspondencia. Lejanos y próximos. Y la verdad no ha restado poesía a la historia. Al contrario, la ha humanizado aún más.

Por cierto, leo que los académicos de la RAE han acordado seguir sin tildar el adverbio solo, salvo en caso de ambigüedad. Ni siquiera hubo improperios cultos. ¿Inventaremos ahora una leyenda sobre esta guerra inexistente? Sin duda, luego se fueron todos juntos a celebrarlo… y Pérez Reverte no quedó solo ante el peligro a la hora de pagar.

Aunque ni siquiera saber qué sucedió garantiza el fin de un equívoco. En periodismo hay un axioma: «Que la verdad no te estropee un buen titular», pero es puro sarcasmo. Mucho mejor saber quién mato realmente a Liberty Valance.

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