Diario de León

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Admirable unanimidad en este reino de reinos, nación de naciones, regiones sin región, país de las mil siglas, 47 millones de opiniones y gran charca alborotada... admirable unanimidad, pues todos, de las alturas del Gobierno irenito, paritario y paritorio a las bajuras de pelu o barra, hablan y pontifican sobre un mismo asunto: el alumbramiento subrogado de una niña de vientre de alquiler por una mamá ya estéril que frisa los 70, Ana Obregón, notición, cuánta emoción, controversia del copón... y que le quiten el tapón al botellón, al botellón. Albricias, pues: Éramos pocos y parió la abuela . La flaca demografía española lo agradece; tenemos una niña más, aunque haya sido comprada bien lejos, en Miami, la florida meca refugio de capitales y de gente guapi que se fuga de aquí: cantantes, cantantas, famosetes y salteadores de caminos financieros con trabuco fiscal y antifaz de caco guapo meando colonia y cagando pan de oro.

Quien pone a la Obregón a parir (nunca mejor dicho y sin haber parido) alega el quebranto ruin de los derechos del niño, pues la criatura no tendrá padres normales, familia estructurada, y verá encadenada su infancia y desarrollo emocional juvenil a sólo una madre añosa que seguramente perderá cuando más la necesite, acusándola de imperdonable frivolidad egoísta para aliviar su soledad (pues que se compre un perrito, le dicen). Pero a los que se escandalizan, a los odiadores de oficio y a los que llevan un patíbulo portátil en su móvil se les pregunta si se rasgan también la camiseta con los miles de niños que hoy están criando sus abuelas porque sus padres han emigrado a la promisión lejana que aquí se les niega, niños que en el acto se cambiarían por esa niña de la Obregón sabiendo que no tendrá unos papás comunes, cierto, pero no le faltará de nada, colegios que jamás soñarían, ropas, juegos o medios que ni imaginan, cariños que no tienen... Y si además es cierto que esa niña es fruto del semen frío de su desaparecido hijo Aless, ya tenemos a una madre cuya hija es también su nieta... y entonces el folletín es folletón.

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