Si calla la acequia

Peliagudo dilema. Mañana no habrá agua suficiente para mantener todo el agro de regadío que hoy boquea de sed en España. Sólo haciendo embalses se aplazará su fin, el abandono que le da la vez al baldío; y de no ser así, se acusará aún más la despoblación rural. Pero hacer nuevos  pantanos  desatará una frontal y razonada oposición verde exigiendo un cambio drástico en el negocio agrario para adecuarlo a otros cultivos resistentes a la sed (¿hay que cultivar aguacates en el sur ibérico bebiéndose cada día diez piscinas?) y rescatar labores de secano, que también tendrán no poco de lotería ante el capricho de la lluvia menguante. Para los hijos del despilfarro no habrá más agua. Ni para todo.

¿Qué hacer?... Creen muchos que sólo el país que sepa apresar y reservar sus aguas conjurará la defunción que dictan los cambios del clima, es decir, o nuevas presas o no habrá de beber suficiente para la mucha sed de plantas y gentes, industrias y ciudades, por no hablar de los propios ecosistemas fluviales que se verán sistemáticamente castigados por necesidades humanas esquilmándoles flujo, si es que aún lo llevan... y adiós caudal biológico, adiós ríos, adiós peces...  adiós fontes, adiós regatos pequenos  (canta Prada a Rosalía, la motomami no, la de Castro)... y adiós a las acequias que queden mudas sin el murmullo cantarín con que va rezando el agua por ellas haciéndose cascabeles cuando salta después al surco... acequia mora que aquí replicaron los mozárabes copiada de su califato, cristianos moruecos capaces de subir el agua del Órbigo hasta el alto Páramo con aquella presa que llamaron Zarraguera y hoy decimos Cerrajera, ingeniosa hazaña hidráulica a la que hoy se opondría seguramente el medioambientalista extremado. De aquella presa brincó el agua a la acequia morabita, acequia que llamaban  al-saqiha ,  el riego , y sus lechos fueron las venas que llevaron su sangre hasta el fondo de la vega donde antes no podría crecer ni el cerezo ni la espiga. ¿Cuánta vida muere para siempre cuando una acequia enmudece?... (aquí se le dice reguera... sin poesía).