Diario de León

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Debo admitir que pertenezco a esa inmensa mayoría de españoles que no ha leído el Quijote. Aunque todos nos hemos acercado por distintos cauces a sus episodios. Les ruego que sean discretos y no se lo cuenten a nadie. Pardiez que lo negaré todo...

En su singular obra, Cervantes consiguió hacer un repertorio del paisanaje español que sigue sin caducar. Cinco siglos después. Buscavidas, mentirosos, tramposos, arribistas, cobardes... hay de todo, como en cualquier buen entuerto. O en la vida misma.

La semana pasada escribí sobre las mesas por León y me criticaron que no reflejara quién iba al mando de la última, justito en dirección al precipicio. Fueron los sindicatos los que la crearon, la engordaron y la abandonaron a su suerte. Curiosamente haciendo bueno lo del cambio climático. Anunciando una especie de calendario anual ‘corteinglés’ con un otoño caliente, un invierno caliente, una primavera caliente... que, es bueno recordar, nunca llegaron. Quizá porque, en plena sequía que está dejando todo como la Mancha, ellos han estado muy bien regados a golpe de maravedíes estatales... Si alguien duda qué ocurrirá cuando se metan las tijeras en el asunto, no tiene más que echar una mirada hacia los eres, siguiendo la reforma laboral, que se aplican en las casas sindicales donde las autonomías han cortado el maná.

Pero el premio Quijote de la semana podría ser para Vinicius. Apaleado allá por donde ha pasado. Con una insultante y bochornosa permisividad de unos árbitros que miraban para otro lado. Haciendo real la cobardía cainita que tan bien retrata Cervantes. Aunque, como suele ocurrir, la razón cae más pronto o más tarde del lado correcto. Vinicius ha ganado su batalla. Ha puesto en evidencia a los entes federativos y a los clubes que siguen tragando, cuando no apoyando, cosas execrables.

Vini pinchó en Valencia los odres y rezuma el vino por todas partes. El colmo ha sido que, de repente, alguien en los juzgados o en los mandos policiales-gubernativos, se ha acordado de que tenían sin meter mano a los del monigote ahorcado en un puente de Vallecas en enero. Vive Dios... que la acción de los alguaciles sólo sirve para abochornar a una sociedad con más sanchos, proclives a huir a tiempo, que quijotes.

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