Editorial | Toca reflexionar también sobre la campaña

Nadie debería dudar a estas alturas sobre que la Democracia española está totalmente consolidada. Aunque, como todos los fenómenos humanos, tiende a evolucionar con los tiempos. La campaña electoral que se cerró anoche no ha sido, ni mucho menos, la más belicosa. Atrás quedan tiempos con avisos apocalípticos sobre que si ganaban unos quitarían las pensiones, que recuperarían leyes franquistas, se independizarían territorios... incluso imágenes tan agresivas como el mítico doberman. Pero cabe una vez más la invitación a los partidos políticos para que miren a la sociedad como un ‘ser’ más maduro. En ocasiones da la sensación de que se sienten capaces de engañar con mensajes simplistas de promesas, insultos o atisbos de manipulación ramplona. Al final, el protagonismo se lo ha llevado un problema emergente. Afortunadamente, la provincia de León está al margen. Pero, si se están comprando votos por España con dinero, comida, pañales, trabajos o, incluso, droga, quiere decir que el sistema tiene un conflicto que urge atajar.