Diario de León

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El folleto con que la Agrupación Socialista Leonesa inundó los buzones de León una semana antes de las elecciones municipales era, más que propaganda electoral, un cantar de gesta en toda regla sobre la gestión de los últimos cuatro años del alcalde pendiente de pacto. Estaba bastante bien escrito, por cierto, para ser una obra de ciencia ficción. Casi punto por punto podrían haberlo rebatido o rebajado bastante sus contrincantes —cuánto más los que han sido sus socios—  si hubiesen tenido reflejos. Ya se vio que no e igual por eso se han quedado a verlas venir, con tanto conocimiento acumulado en la quijotera y tanto Reino corriendo por las venas. El votante pensaría que el que calla otorga y que los candidatos a romper el saque del que tenía la raqueta por el mango, además de apáticos, tampoco estaban muy puestos en la realidad del día a día de los leoneses. Traían preparado el precio de un café en un bar del centro, pero no respuesta para la megalomanía de actuaciones como la del fallido Ordoño Verde. Algo así de simple: «la gente que pasea por la nueva calle pintada de verdura, mientras permanecen abiertas las tiendas que por ahora quedan, camina por las aceras, contemplando los escaparates. Menudo éxito. Toma espacio recuperado para la convivencia».

Esto me recuerda —ayer esquivé dos— la conveniencia de ir pensando en repa vimentar algunas aceras dado el tráfico rodado de vehículos que soportan. Y no me refiero en exclusiva a esas que tienen un carril bici que consiste en dos líneas pintarrajeadas sobre ellas, porque los velocípedos patinete y sus pilotos no hacen los mismos distingos que los técnicos municipales. Para meter entre esas dos líneas a tanto piloto sin carnet de circulación habrá que trazar un plan serio tarde o temprano. Apelar al respeto y a la urbanidad ya se ha hecho durante cuatro años y es de esperar que no deba trascurrir otra legislatura para comenzar a sancionar o a poner coto de alguna otra manera a motorolos, biciclistas y otros invasores de la vía pública. Esa unilateralidad del alcalde de achacarlo todo sólo a una parte de la ecuación ya no da para más y los ciudadanos estamos esperando a ver si hay alguien al otro lado de la red que devuelva la pelota. No hay ciudad que aguante sin quebrarse tanta circulación sostenible, tanto gobierno y alcalde 2030.

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