Diario de León

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F rancia ha demostrado una vez más que su compromiso para frenar el cambio climático está muy por encima de cualquier interés económico o comercial. Lo ha demostrado con su controvertida prohibición, ya en vigor, de los vuelos en avión que puedan ser suplidos por viajes en tren de dos horas y media de duración, medida que ha levantado en pie de guerra a todas las aerolíneas que operan en el país. No importa, todo con tal de que poner coto a uno de principales causantes de aumentar el calentamiento del planeta, los aviones. El tercer informe medioambiental de la aviación europea estima que el CO2 —principal gas causante del calentamiento global— emitido por aviones que despegaron en el espacio aéreo europeo aumentaron un 34% entre 2005 y 2019, y la propia Agencia Europea de Seguridad Aérea estima que hasta 2050 podría aumentar un 28% más sin medidas que corrijan esa tendencia.

Francia se pone así a la cabeza de una de las políticas que la Unión Europea quiere impulsar para frenar el cambio climático. Sin embargo, la propia UE descartó ayer legislar para limitar las emisiones de CO2 de los aviones privados, como reclaman Austria, Francia, Irlanda y Países Bajos, con la intención de que sean las propias empresas las que desarrollen voluntariamente sus propias normas de descarbonización. Que esperen sentados.

No sé si España tomará nota de la medida puesta en marcha por Macron, dudo mucho que si lo ha hecho hasta ahora Pedro Sánchez, con lo que le gusta a él lanzar propuestas bomba, lo haga ahora que se enfrenta a unas elecciones con las que ya solo con fijar la fecha para ir a votar ya tiene en contra a todo el sector turístico del país. Como para calentar ahora más el tema con los aviones.

Lo que está claro es que la apuesta por el tren como medio de transporte sostenible en España es una entelequia, o por lo menos para los leoneses o leonesas. León-Madrid, Madrid-León en Alta Velocidad, precio básico consultado por una servidora ayer al cierre de esta edición, por 130.20 euros. ¿Sostenible? ¿Para quién? Viajar tiene que dejar de ser un lujo, y ser sostenibles también.

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