Diario de León

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Faltan abrazos. Muchos. Esta sociedad hiperconectada en la que puedes contactar prácticamente con cualquier persona del planeta si te lo propones, necesita cercanía. Hablo de cercanía real, si puede ser sin pantallas de por medio.

Nos gusta hablar de cosas ‘modernas’ como el chat GPT o las gafas de realidad aumentada, pero déjenme decirles que lo más ‘in’, si se quiere ir a contracorriente y tomar el camino correcto, es lo de la toda la vida. Donde esté un abrazo sincero como Dios manda que se quiten los encuentros virtuales. Déjenme en paz de tanto escenario recreado con el último grito tecnológico y dense un paseo por la montaña leonesa, que ahí las maravillas se pueden tocar y no son sólo algo imaginario. Es este mundo tan cambiante, lo que hoy es nuevo mañana estará pasado de moda y es muy fácil confundir la realidad con la ficción porque hay mucho de esto último por todas partes.

Uno de los problemas de verdad con los que todos convivimos es la soledad. Sí, soledad en un lugar masificado y lleno de gente y de cosas, pero en el que este mal ya campa a sus anchas y se ha convertido en algo crónico. Gente mayor sola, pero también gente joven, apartada porque no encaja con lo que ve en las redes sociales y se siente extraña porque su vida es real y no una farsa. También niños solos, jugando con la maquinita arrinconados y ansiosos por pasar de pantalla.

La soledad es una plaga que se extiende silenciosa y que, al margen del daño económico que conlleva, arrastra a quien la sufre a una pendiente en la que cuesta vislumbrar el fin.

Japón ya ha tomado nota y ha puesto en marcha su propio Ministerio de la Soledad para atajar esta epidemia después de comprobar que muchos de sus habitantes podían pasar dos semanas sin hablar con nadie. Y Reino Unido ha hecho lo mismo con idéntico fin: acabar con un mal contemporáneo que ha dejado de ser algo aislado para convertirse en un asunto de Estado que urge abordar. Dejémonos de tantas cuestiones un tanto absurdas que no interesan a casi nadie y tomemos nota de lo que está pasando. Lo que pasa aquí mismo. Para la elecciones, por ejemplo.

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