Edificio Soto

León, mayo de 1949. Santiago Soto promueve este edificio en la calle Santa Nonia según planos elaborados por Juan Torbado Franco, cuyas obras dirigió el mismo con Avelino García Láiz como aparejador. Proyectó un inmueble con muros de carga.

En la planta baja, carboneras al fondo y locales comerciales en torno a un portal con escalera y posterior ascensor para subir a cinco plantas. En la primera, la vivienda del propietario a un lado y las oficinas de su Gestoría al otro. Tres niveles más con 7 viviendas y un bajo-cubierta con otras 4 no contempladas en el proyecto. Haciendo gala de su sólida formación académica, Torbado trazó una fachada rabiosamente clasicista, simétrica y de compleja jerarquía tripartita. Basamento con sencilla, pero bella puerta de cerrajería ligeramente desplazada entre pautados soportes chapados con auténticas losas de granito. Cuerpo noble en tres plantas. La principal con balcones continuos de plataforma pétrea, barandilla de forja y vanos de medio punto en un muro también pétreo y almohadillado.

En plantas primera y segunda, paños de ladrillo abriendo balcones abajo y ventanas arriba con idéntico granito en jambas, dinteles, frontones partidos, repisas y ménsulas. En el eje un volumen cerrado de bordes cóncavos, revocado y en voladizo, con grandes ventanas geminadas, rematado por un balcón forjado entre pedestales y bolas. Y el tercer orden también estucado, con destacada imposta a modo de arquitrabe y gran friso de huecos arqueados entre pilastras toscanas que parecen sostener la cornisa de coronación… Ladrillo, granito y revoco pétreo, materiales perdurables expresión de “los valores eternos”… y un consumado lenguaje clasicista manejado con la precisión académica de un dibujo escolar, monumental y sin duda superficial, pero perfectamente apropiado al «espíritu de la época» que, además de ponderar el oficio del arquitecto, testimonian la ambientación urbana y el todavía «enrarecido contexto» en que se movía la sociedad leonesa en el tránsito de los años 40 a los 50.