Editorial | Por unos espacios naturales sin colillas

Más de 2.300 kilómetros cuadrados de la provincia leonesa han sido declarados espacios sin humo por parte de la Junta y la Asociación de la Lucha Contra el Cáncer para estimular, no prohibir, que se fume en los espacios naturales donde la Administración autonómica tiene competencias. Es una iniciativa disuasoria que pretende convencer de que el tabaco es la principal causa de muerte evitable y estimular la idea de que las áreas frecuentadas por niños deben quedar blindadas frente a los fumadores, sin estigmatizarlos. Eso ya lo avanzó San Andrés del Rabanedo en un parque público, el primero de la provincia, y los valores cívicos han triunfado pese a las infundadas críticas de los primeros momentos. A la salud humana hay añadir que esta iniciativa evitará daños en el medio ambiente. Las colillas originan casi el 4% de los incendios forestales y su ciclo vital en un espacio verde dura unos 10 años hasta que acaban de degradarse, contaminando antes, como ha sido comprobado, el suelo con alquitrán, plomo, mercurio y amoniaco, sustancias que se quedan en el agua y tierra, poniendo en peligro principalmente a las aves silvestres. Es un proyecto de la Junta pionero en España y lo apropiado ahora sería que tomaran nota el resto de administraciones para hacer exactamente los mismo en sus espacios, por ejemplo los parques nacionales.