Diario de León

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El León del Simca, del Seiscientos, el León de los Barreiros, tuvo la primera autopista más allá del Pajares; la novedad de los cuatro carriles cuando la N-630, que fue la de Asturias toda la vida de Dios, se multiplicó por dos, para novedad de los ateridos por no molestar, de los que no se mueven por no hacer ruido; seguro que aún se conocen y quedan políticos así; al otro lado del cordal siempre se notaron los latidos en la vena esa que sube el cuello, que deja sentir el pálpito a flor de piel, por donde pasan todos los cables, y el cuadro de mandos trata de controlar el flujo de sangre que hierve. Cuatro carriles de golpe, en la Y, que abrió a la primera, y última generación de cazurros, que sintió en sus carnes la libertad una perspectiva desconocida para escapar al mar, poner rumbo a la emigración más cercana, o comprobar que Perlora era algo más que una ciudad de vacaciones, con las bendiciones sindicales de carné y militancia de por medio. Asturias lo ha vuelto a hacer. Mientras los ordenanzas del poder con delegación en la Junta del Principado mareaban la perdiz con que si el AVE que viene y el AVE que no vuela, el AVE cojo, el AVE que no será más que un Alvia de los que retiraron del Levante porque traquetea más de la cuenta en las rectas de Cuenca y Albacete, se labraron seis carriles, seis, en la misma plataforma; hay que correr hasta Torrelodones, lo más cerca, para semejante monumento a la movilidad; el tercer carril de nuestra vejez será equivalente al segundo de la niñez que nos pilló a desmano, sin un chicle que llevarnos a la boca, y un Alsa azul prusiano que no le llegaba ni a la suela de los zapatos a los Pegaso de Martiniano, el patrón de la Empresa Fernández, que emitió los primeros billetes a la aventura de la vida. En un momento por las prisas, luego de muchos meses de ir y volver de Luanco y cruzar entre obras que parecían que no avanzaban, una representante del Gobierno en Asturias templó los ánimos: ya sabemos que estamos en tierra de ingenieros, ironizó sobre la desesperación de los conductores que se pasaron miles de minutos en el atasco. Ya está despejado. Tres carriles a poco más de cien kilómetros de León. El futuro está, otra vez, camino a Salinas; o a vuelos que salen en hora.

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