Diario de León

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La aportación de las cuencas carboneras al desarrollo de España nunca será suficientemente reconocida. Sobran datos y testimonios que avalan los diferentes extremos y frentes labrador a golpe de sudor y lágrimas. Pero lamentablemente son desconocidos por las autoridades que hoy vendrán a Ponferrada para parapetarse tras una pancarta que osará rezar un ‘Transición Justa’. Esa que no ha llegado ahora, ni tampoco en los sucesivos planes tantas veces vendidos, y que apenas han dejado unas pocas obras públicas en forma de servicios ya innecesarios, por falta de población, o que han servido para que los camiones de mudanzas circulasen con mayor tranquilidad a la hora de llevarse a los últimos vecinos.

Pero, quizá, se cumple una vez más la máxima que asegura que a cada cuál le acaba llegando lo que se merece. Cuando hoy se ponga en solfa la cruda realidad de las calles vacías de Villablino, Cistierna, Toreno, Bembibre e incluso Ponferrada, nadie acudirá con una pancarta. Nada queda de aquellas movilizaciones que también pueden ponerse claramente en cuestión, puesto que con un poco de memoria histórica se comprueba que aparecían y desaparecían como hace el Guadiana, en función de claros intereses partidistas. Ahora toca acatar en silencio... ¿Dónde están los que aplaudían con las orejas del auténticas salvajadas echas en los cortes de carreteras? Hoy serán los propios sindicatos los que abrazarán a la vicepresidenta ataviados de monaguillos, con el incensario...

En la tierra a la que llegaron cientos de andaluces en busca de un puesto de trabajo ahora se da por bueno que el histórico edificio en el que nació Endesa sirva de recinto para que vengan otros oriundos del sur con sus guitarras, para ofrecer recitales de flamenco. Mejor no mirar el currículum, ya se sabe que en esto de la cultura también la risa va por barrios afines... Qué buena sede para algo mucho más productivo y a ser posible tecnológico...

El descaro de hablar de Transición Justa se produce gracias a ese silencio que llega con el eco de los que se gastan su jugosas prejubilaciones en Torrevieja o Marbella. Y con el vacío de una ‘lucha’ que se disolvió al ritmo que se acallaban aquellas ‘mujeres del carbón’, quizá el símbolo de los últimos estertores del moribundo que nos ha dejado tanto vacío.

Venir a Ponferrada a vender la Transición Justa es un descaro vergonzoso. Quizá nos lo merecemos, por la nula respuesta ciudadana que roza el insulto a la inteligencia.

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