Diario de León

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Qué pensará la Virgen (del Mercado en este caso) tras verse galardonada por unanimidad del pleno celebrado el Día de los Inocentes pasado con la medalla de oro de la ciudad de León ( León, ciudad bravía que, entre antiguas y modernas, juntas más de cien tabernas y una sola librería , recitaba Crémer; León, ciudad muy pía que, entre pitos y cofrades, le das vela a las deidades y el culo a la ciudadanía , añadió Otavito). ¿Acaso necesita esa Virgen más oro del que ya le adorna? ¿Lo agradecerá de algún modo derramando dones o lo desdeñará atónita al saber mejor que nadie que viene en parte de pelotas meapilas o hipócritas fingidos para los que la religión no es más que fariseo capisayo procesionante en calle ruidosa... o de ateos sin pudor que buscan pescar voto beato? ¿Y no se le hará sospechoso que tanta distinción venga de una institución que constitucionalmente ha de ser aconfesional y, por ello, impedida de toda alineación religiosa que meta al Cielo en sus fregados? ¿Qué secretas intenciones no verá ahí, y más viniendo encabezadas por alcalde socialista cuya fe no ha de suponérsele más resuelta que la del carbonero?... Rezad para que no se ofenda y haga llover alguna maldición sumada a las que ya roemos, concluyó Sócrates temerosamente.

Y continuó el profesor admirándose de que la Iglesia consienta (o aplauda eufórica) estos fastos tan mundanos cuando debería suponérsele a estas alturas una fe más formada y coherente, más evangélica que ritualista, y superando tantos viejos atavismos tridentinos y devociones decretadas que van desde vestirla con la camiseta del equipo local de fútbol a imponerle el fajín de generala o hacerla propietaria del rebañito de ovejas de una cofradía de pastores para colmo de la Agencia Tributaria que no sabe cómo exigirle su declaración de la renta. Tampoco se explica que en un tiempo tan descreído y ajeno al compromiso de la fe vuelvan a ponerse en boga las teatralizaciones religiosistas y el cornetín de órdenes. A todo lo cual Peláez, mudo hasta aquí, sólo exclamó ¡ahívalavirgen!

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