Diario de León

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No sé si ha visto el lector la  nueva  estación de autobuses de esta ciudad, pero en una primera mirada parece tratarse tan sólo de una fábrica de preguntas que se despacharán seguramente por impertinentes o inoportunas. Como aquella novia del Nuevo Mester de Juglaría, antes esta estación todas las efes tenía: Francisca (aquí Froilana), fresca, fregona, fea, flaca, floja y fría. Era una estación sin ángel y con la intemperie dentro. Pero ahora, tras remodelarla, adaptarla y maquillarla, se nos queda en una sola ce: ¡cooooñó!... De lejos parece preñada de gran volumetría trampantoja; de cerca se comprueba que el cuerpo que aparenta sólo es un forro visual de vacíos costillares metálicos que no tienen más función que «dárselas de», ensancharse a lo  modelno  e inútil y engañar al ojo con talla grande, enorme aquí, pues todo ese exoesqueleto no sirve más que para alardear de despilfarro en grandonismo y apariencia (hay precedente, se hizo exactamente lo mismo en el aeropuerto de León). No se le ve otro sentido ni cometido a esa sucesión de marcos vacíos, no lo tiene, y por tanto roza el carísimo ridículo y entra de lleno en la categoría de engañabobos, que quizá lo seamos si no se pregunta cuánto elevó el presupuesto tanta tontería y si no pudo dedicarse a algo más últil o a cosa más necesaria.

Pero un ente del fracturado leonesismo de trapo y grito, sólo se indignó llamando a mani por la profusión de logos en la nueva instalación con el nombre del que pagó esta ronda, la Junta de Castilla y León, odiosa por tanto, y más si a esa estación la bautizaron « Reina Urraca I de León » en guiño al ombligo cazurro de tanta última exaltación historicista, así que es de temer que acaben pidiendo para el sitio la erección de una estatua de la tal reina, a la vez que ya parece incitada la guerra del spray que irá tachando el Castilla de los irritantes rótulos, cuando lo oportuno sería « león come costilla » (de esos costillares, pues costilla y no Castilla rezaba la ingeniosa chufla de « Todo es mentira » esgüevándose del mal gusto en diseños de la Junta).

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