Diario de León

Fuera de Juego Carlos Frá

Cultura expropiada

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E l anuncio de que la sevillana plaza de España será de pago supone un suma y sigue en esa especie de ‘pandemia’ recaudatoria. Con el argumento de que se financiarán gastos de chapa y pintura, o directamente para pagar a los propios cobradores, se ha generalizado algo así como un ‘copago’ —muchos sitios reciben dinero público— que quizá se merece un cierto debate.

Uno de los casos más curiosos es que esa Barcelona, paradigma de las libertades y lo socializante, ha cerrado a cal y canto el parque Güell para imponer la taquilla. Se privatiza un bien, un espacio público, como ahora en Sevilla. ¿Se imaginan un intento por poner coste al acceso al madrileño Retiro —con todos los elementos incluso monumentales de su interior—?

El asunto plantea ramificaciones importantes y con resultados dispares. Tenemos dos mundos aparentemente distintos pero en realidad unidos por las contradicciones: los museos y las iglesias (catedrales). En el primer caso, parece obvio que son las jornadas gratuitas las que maquillan sus estadísticas. Incluso lugares con tanto atractivo como el Prado disponen de fórmulas de acceso para estudiantes, familias, personas mayores... que se unen al pase fijo gratuito a ciertas horas. Por contra, otros hacen el paripé para disfrazar unas cifras ridículas, como puede ser el Museo que alberga Pallarés. De pago, bajo mínimos. Pero se repara el asunto para el balance anual con accesos a exposiciones puntuales o de escolares, y especialmente con el imán que tiene la subsede de San Marcos, gracias al atractivo de su iglesia.

El panorama europeo es bastante diverso, pero no debemos olvidar que la juventud suele ser un salvoconducto gratuito para cualquier lugar cultural.

Y en las iglesias crece una preocupante tendencia a la clausura como lugares puramente culturales de pago. Son, quizás, las más atractivas, como las catedrales de Santiago o La Almudena, las que se limitan a pedir un euro voluntario. El asunto es muy contradictorio. Esos gigantes —muchos góticos— surgieron del esfuerzo del pueblo para dar culto a Dios. Y ahora han sido ‘expropiados’ por el clero, que se olvida de quién configura en realidad la Iglesia. Y lo que es peor, cuál es la razón clave de su existencia.

Parece que ni unos logran promover mucho la cultura ni los otros la fe...

Caso aparte es la obligación de los lugares BIC de tener horas gratis a la semana, que se ocultan con la ayuda de las administraciones.

En esto de la cultura haría falta, como mínimo, una trilogía de columnas para dar un repaso a la atrofia que deja ese regadío intensivo de dinero, siempre bien justificado cuando es para afines personales o ideológicos.

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