NUBES Y CLAROS
Ni santo ni seña
Los sanfermines son un dulce festín de intelectuales, ilusionadas caras infantiles, gigantes y cabezudos, delicados cocineros, músicos de lúdicas bandas populares y gentes recién planchadas de blanco y rojo. Espacios despejados de bailes populares, algún cortador de troncos y pelotaris. Porque en los sanfermines que hoy empiezan no hay ni santo ni encierros ni toros. Ni jolgorio amontonado y enguarrado. No hay chupinazo ni Pobre de mí. No hay nada de eso con lo que las gentes de todo el mundo identifican una fiesta sin igual, guste o no. No existen calles tomadas por fortachonas talanqueras asentadas desde hace días, no hay almuercico ni Paquito el Chocolatero, nadie se encomienda al santo periódico (de papel, habría que hacerles un monumento) en mano.
El Ayuntamiento de Pamplona, con EH Bildu al mando, promociona la universal e histórica celebración con un vídeo Barbie en el que «diez personas significativas» ofrecen un panorama de los próximos días que existe, sin duda, pero no puede opacar a otra parte, más multitudinaria, de la cita. Sin entrar a cuestionar que uno de esos diez personajes, que además protagonizará el chupinazo, es la plataforma Yala Nafarroa con Palestina. Todo el apoyo a los gazatíes. También al toro, la tradición y el santo protector.
Tiene guasa que la oficialidad municipal pamplonica anuncie como «los sanfermines y su esencia» una propaganda azucarada que muestra sobre todo la incapacidad de nadar y guardar la ropa de quienes enarbolan con rotundidad unos principios que luego no pueden mantener en las instituciones. Si tan políticamente incorrecta les parece la religión y la tauromaquia, que las supriman. Y apechuguen desde su bastón de mando con la carga de su coherencia.
Pero no. A quienes llegan desde la radicalidad y se estrellan contra la realidad ya no les vale con intentar caminar con el zapato derecho en el pie izquierdo. Parecen avanzar más bien en madreñas sin domeñar. Muchos, con madreña (en vez de boina) atornillada en la cabeza. ¡Que apuesten por la coherencia! Nada de bares y alcohol, fiesta vegana y saludable. Evolucionemos, pero sin hipocresía.
Algunos parecen haber llegado a la política para trabajar en red. O sea, uniendo muchos agujeros con una cuerda endeble.