Diario de León

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Desde el quicio de esta columna se despeña otro año a rodón por la cuesta de los días con el empeño de arrollarnos. Tira pa’ lante, que empujan detrás, como advierte la canción de Serrat, el calendario deja prendido el último periódico como un exvoto para encontrarlo todo mañana en el mismo sitio: las promesas pendientes de siempre, las obras inacabables por terminar, los planes de desarrollo por licitar, las nuevas bajas del censo por descontar. Habrá que volver a contarlo todo de nuevo para que no caduque, ni se olviden las deudas que arrastramos de almanaques en los que sólo se conocía el blanco y negro, aunque luego hayan querido cambiar las fechas de los compromisos. 

En esas páginas nos dejamos pendientes los deberes de la autovía León-Valladolid, la Ponferrada-La Espina, el desanude del lazo del Manzanal que ahora empiezan a pensar, la ejecución de la plataforma intermodal de Torneros sin recortes, el retorno de los trenes de Feve a los andenes de la estación de Matallana... La retahíla se fía en su mayoría al nuevo ministro de Transportes, Óscar Puente, más empeñado en socavar la operatividad del aeropuerto de La Virgen del Camino para que prime Villanubla, pero también hereda debes en otros departamentos, como la segunda fase del Parador para que San Marcos no se quede en hotelín con encanto. No, tampoco tocarán para 2024, aunque en 2023 hayamos tachado dos pendientes: la apertura de Variante y el estreno de la reforma de la estación de autobuses que ahora, junto a la muralla china, se ha convertido en el segundo hito que se ve desde la Luna gracias a las letronas de la Junta de Castilla.

Sin pausa 2024 continuará con la relación de los hechos para que no prescriban los delitos, como los agravios de la Junta y el Gobierno a León, la sentencia pendiente por los seis mineros muertos del juicio de La Vasco o el desastre medioambiental de los acuíferos de la Variante de Pajares. Quién sabe, quizá haya justicia, aunque lenta, como ha demostrado 2023 con la entrada en prisión de Vitorino Alonso que cierra una época, entre el retumbar de la voladura de las torres de la térmica de Compostilla y las faltas de una transición justa que, por ahora, sólo alimenta la voracidad de los beneficios de las eléctricas a costa de amenazar con llevarse por delante los recursos naturales una vez más... Mañana, que ya es hoy, seguimos. Feliz año.

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