Diario de León

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A estas alturas del domingo, superadas las 48 horas desde el suceso, todavía se espera que alguien reivindique los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) en León. Nadie, ni en el Gobierno, ni en la Junta, ni en el PSOE triunfal de los discursos de bonanza nacional, ni en el PP defensor de la estrategia política de la tierra de oportunidades, han querido asumir el balance de los 10.200 trabajadores perdidos en el último año que la convierte en la provincia que más empleo destruye de toda España. El mérito, porque ya resulta complicado arrasar más cuando apenas queda, se mantiene huérfano pese a que añade una ristra de cifras colgadas como un rosario con el que rezar la letanía del declive económico leonés: hay 4.700 parados a mayores, más de la mitad de la población por encima de los 16 años se halla inactiva después de perder 192.900 activos, sólo Orense tiene una tasa peor, han cruzado la raya de la frontera 5.100 estudiantes... Menos mal que sumamos 7.600 pensionistas a la extensa nómina a la que se encomienda, qué paradoja temporal, el futuro sustento leonés anclado a la reinterpretación del himno proletario: arriba las clases pasivas, en pie famélica región.

Los datos desmontan los discursos de recuperación construidos por las centrales propagandísticas de los partidos políticos mayoritarios. Frente a los homeópatas de las patronales, entretenidos en vender que sólo se debe hablar del espejismo de las oportunidades, que hay que esconder las debilidades de una economía cogida con pinzas por el turismo, con todo su material precario de la hostelería, la radiografía de la EPA muestra la necesidad de una intervención integral. Pero la creación de empleo apenas se restringe al radio de influencia de las administraciones públicas, donde se alumbran plazas con dinero público como la del súper coordinador de seguridad que quería promover el alcalde de León, José Antonio Diez, mientras se quedaba colgado de la brocha del TSJ el intendente de la Policía Local, o el cargo de delegado autonómico para el Corredor Atlántico con el que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, paga a Luis Fuentes el chivatazo de los deslices de Ciudadanos con el socialista Luis Tudanca. A ver si alguien se atreve a reivindicar el atentado que han cometido con León.

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