Diario de León

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En las democracias los parlamentos son su corazón. Al menos sobre el papel ya que los poderes ejecutivos han ido poco a poco comiendo la merienda a los otros dos —legislativo y judicial—. En España vivimos una deplorable batalla por el control de este mismo, aprovechando que el cuidado de las formas democráticas se ha diluido a niveles dramáticos.

Esta semana el show parlamentario le otorgó a Castilla y León unos minutos de telediario. Fue una moción de harakiri combinado con brindis al Sol. La única opción de que saliese adelante pasaba por el transfuguismo de procuradores de Ciudadanos, aquellos que votan y apuntalan el actual gobierno de la Junta, algo así como el fuego amigo o más concretamente el disparo al pie ya que el propio partido naranja, o por mejor decir sus últimos jirones, forman parte de ese gabinete.

A medida que son los ejecutivos los que cocinan todo los parlamentos se han quedado para las buenas palabras. Esas proposiciones no de ley que sólo sirven para faenas de aliño para el telediario. O un poco más abajo en el escalafón de administraciones llegan esas mociones que sólo sirven para que cada institución se ponga a opinar de lo que afecta a las otras. Se buscan titulares diciendo que tal partido o tal otro se niega a hacer nosequé obra o nosequé instituto o inversión tras cocinar un texto de moción que fuese imposible de aprobar para el que defiende a la administración responsable. Trampas de trileros de la política a las que lamentablemente los medios de comunicación hacemos el juego.

Esta semana le tocó el turno al Consejo Comarcal del Bierzo. Paradigma de esas mociones que no pasan el ‘manzanal’. Como no tiene competencias sus plenos acaban convertidos en algo así como el consejo de seguridad de la ONU. Se pronuncia sobre todo aunque no valga para nada. El martes reclamó la reforma de la vía férrea de Astorga a Ponferrada, esa que emplea el ‘lazo’ ideado en el siglo XIX para solventar el problema de altitud. En realidad se trata de un embudo que ahoga el noroeste. En su momento estaba en marcha una inversión millonaria para hacer una variante con cargo al Plan Galicia de contraprestaciones del Prestige. Pero un cambio en La Moncloa lo envió al final de un cajón.

Ahora hay fondos europeos para estas cosas. No llegan con e-mociones. Hay que ir a Madrid y Valladolid a pedirlos... a los gobiernos afines. El resto es puro teatro. Eso sí es decide el futuro.

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