Diario de León
Publicado por
martí gassiot garriga
León

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Cual reloj de precisión, un ejército de perfectos clones representó recientemente una colorida y milimétrica coreografía militar en plena Plaza Tiananmen para conmemorar el 60 aniversario de la República Popular China. La filmación que nos llegó de dichos fastos, también impecable y con innegable contenido propagandístico bien podría haberse atribuido a la mismísima Lina Riefestahl. Al gran festejo patrio, no faltó tampoco una imponente exhibición de la más moderna tecnología militar y aeroespacial de un País orgulloso que quiere exhibirse ante la comunidad internacional para que ésta deje de considerar a este extenso país tan sólo como la fábrica de productos "todo a cien", y ocupar su nuevo papel en el nuevo orden mundial como superpotencia económica, tecnológica y militar. El mensaje de la gran exhibición de orden y precisión, es perfectamente interpretable en este sentido y viene a sumarse a otras exhibiciones en el terreno olímpico y espacial. El comandante en Jefe, el Presidente Hu, pasó revista a la disciplinada tropa en su flamante recién restaurado descapotable 100 "made in China" , mientras, en su imperturbable avance por la gran avenida arengaba a los allí congregados con proclamas nacionalistas. Ciertamente, la gran fuerza de la potencia asiática, debemos encontrarla no sólo en su demografía sino en la total disciplina de la gran mayoría de sus súbditos, disciplina marcial visible tanto en el terreno militar como en el terreno laboral. Hace unos años, Occidente se preguntaba: ¿Que sucederá cuando el gigante dormido despierte?, hoy que el gigante ya ha despertado, la pregunta que nos hacemos es otra: ¿Que va a ser de nosotros? , pues China tan sólo ha empezado a tomarse el desayuno! Mientras este antiguo imperio de oriente reencarnado hoy en un gran dragón denominado República Popular y que habla en su mayoría Mandarín , renace tras un largo letargo y despliega su increíble potencial, el otro gran imperio que dominó occidente y cuya lengua principal era el Latín, tras renacer con la revolución industrial, pierde fuelle al no conseguir su unidad política y territorial, pues cada porción del viejo continente sigue desfilando a su propio compás siendo el resultado escénico y la coreografía final poco convincente a nivel internacional. Por supuesto, el Viejo Continente no debe emular para conseguir su ansiada unidad ,vicios del país de Mao, como los que pudieron presenciarse años atrás en el mismo escenario de la plaza Tiananmen, sino conservando el espíritu democrático y plural, cambiar el rumbo actual, para sobrevivir en este océano global, donde no se puede ser pez chico , máxime cuando lo pueblan grandes tiburones hambrientos, con los que debemos competir. Europa debe reaccionar poniéndose las pilas para no languidecer y no recibir de la potencia asiática el triste testigo que nos convierta en el nuevo gigante dormido. El principal objetivo sería convertir el espacio continental en una verdadera unidad política y territorial para poder así resucitar el gran imperio de occidente, ahora reinventado en Comunidad Europea. Sería imprescindible también tener un sentimiento de pertenencia geopolítica continental común que permita a la vieja Europa este nuevo amanecer, sin olvidarnos de otros retos imprescindibles a nivel estructural en los ámbitos cruciales laboral, energéticos y de defensapara incrementar la competitividad e independencia así como tender al necesario pleno empleo . El sí de Irlanda a la Constitución Europea, la Presidencia única junto a la ya consolidada moneda única pueden considerarse grandes pasos en esta dirección, pues sin duda la unión hace la fuerza y la desunión puede representar destrucción, máxime cuando China y el resto del mundo han despertado y pretende pisar fuerte.

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