EL DIRECTOR

EL DIRECTOR Los acuerdos tomados entre el PNV y el gobierno de la nación han servido para dejar al presidente autonómico vasco, Patxi López, en una situación muy incómoda. J.L.R.Zapatero, a cambio de continuar ocupando la Moncloa, ha ninguneado al Lendakari, le ha colocado como un simple combidado de piedra. Es la primera vez, en la democracia, que se ignora a un presidente autonómico para que a su vez aplique los acuerdos, que la oposición nacionalista en el parlamento vasco, han firmado con el gobierno central. Es un hecho que escandaliza a la propia democracia. Zapatero sigue aumentando su ya abultada escombrera. López ha pasado de héroe a villano. López estorba. No tiene cabida en el proyecto de un Presidente carente de principios. Un presidente que traiciona a sus compañeros de viaje por un plato de lentejas, con fecha de caducuidad. La indigencia patriótica de Zapatero le ha empujado a mercadear con la nación, que pertenece a todos, para desvertebrarla. Para trocearla, para subastarla con un único fin, mantenerse al frete de España. La indignidad de este presidente no está siendo contestada de forma rotunda por las formaciones políticas que apuestan por la nación. Partidos políticos que no contemplan la división de un país rico en historia y multimillonario en calidad humana. Un país que ha superado con éxito todas las dificultades hasta llegar ha ocupar un espacio sobre saliente en la esfera internacional. No podemos tirar a la basura el recorrido de una nación que ha sido valedora de otras muchas y con un añadido de gran embergadura, los españoles no hemos puesto un cartel en la frontera que hoy se cuelga en muchas fachadas de edificios y que señala, SE VENDE.