Diario de León
Publicado por
JOAQUÍN TOMÁS FORTUNATI CENDRERO
León

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Granujas Cuando se estableció el Impuesto sobre el Valor Añadido, o sea el famoso IVA, se debieron poner las bases para la manera de aplicarlo en los distintos estados de la Unión Europea. Ustedes me podrán decir que estoy diciendo una tontería, pero si se fijan bien, no es lo mismo pagar los impuestos en Suecia, que en España. Un sueco, nada tiene que ver con un español, ni físicamente ni en el carácter. Hace unos años, en Sotogrande, coincidía en el veraneo con una familia sueca y os puedo decir que estas gentes cuando se conocen bien son estupendos. Son serios, sobre todo en apariencia, aunque después cuando se tratan no lo son. En general son buena gente y siempre actúan por derecho. Todo lo contrario al carácter español en general. En este país, cuando vas a comprarte algo o vas a hacer una obra, lo primero que le dices al que te la va a hacer es: ¿Me vas a cobrar el IVA? Esta pregunta que aquí es de general conocimiento, en países de centro y norte de Europa no tiene sentido. A ningún sueco, danés, alemán o inglés se le ocurre decir a un operario cosas semejantes. Es más, sabe que si se le ocurriera hacerla, la otra persona se disgustaría solo por el hecho de recibirla y seguramente tendría que buscarse a otro que le hiciera el trabajo. Aquí no nos enfadamos por casi nada y si el trabajador al que preguntamos tiene la osadía de decirnos que nos da factura con IVA, los que nos enfadamos somos nosotros y le decimos pues en tal o cual sitio no me lo cobran, así que me voy tirado para allá. Esa es la idiosincrasia del pueblo español. Pero no vayan a creer que al gobierno se le pasa por alto este plan que hay con este impuesto, todos los gobiernos que han estado desde que se instauró, saben perfectamente que todo el que puede lo evita. Aquí se establece un juego entre granujas, para ver quien paga menos impuestos. Estamos rodeados de enchufismos y compadreos por todos lados. Mucha gente se mete en hacer obras sin pedir licencias porque conoce a fulanito que está bien situado y es amigo. Seguro que no me va a poner ningún impedimento si después le hago un buen regalito. Numeritos como estos están a la orden del día en este pícaro país. Estas cosas son las que nos hacen ser uno de los países más subdesarrollados que hay encima de la tierra. Pero lo más gracioso de todo es que nos consideramos como un país democrático, donde una persona disfruta de las mayores libertades. Y estoy de acuerdo con ello, las personas en este país tienen todas las libertades para estafar y llevárselo calentito siempre que la ocasión sea propicia. De todas formas, aunque el estado sabe que es estafado con este impuesto muchísimas veces, también sabe que hay muchos casos en las que las facturas tienen que ser oficiales y no hay más remedio que aplicarles el IVA. Lo que no quiere saber es que debería aplicarla con arreglo al nivel económico que la población tiene y no aplicar un desmesurado dieciocho por cierto de forma general en un país que junto con Grecia y Portugal formamos la trasera de la comunidad. No debe pagar los mismos impuestos un alemán que un español, puesto que los salarios distan enormemente. Pero la picaresca y los granujas seguirán persistiendo mientras en España se sigan pagando impuestos de países desarrollados y se perciban salarios bananeros. Joaquín Tomás Fortunati Cendrero

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