LA HUIDA DE RODRÍGUEZ
Ha sido el peor presidente que ha tenido España en los pocos años de democracia que llevamos. No encuentro calificativos peores para decir, presuntamente, lo que sentimos la mayoría de los españoles hacia esta persona, por habernos llevado a la ruina moral y económica. Todo empezó por allá en el año 2.002, en su discurso de economía, con los arquetipos Jorge Sevilla y Miguel Sebastián. El tridente este, tenía en su pensamiento dos cosas: "enfriar la economía y variar el modelo productivo". Todo el declive émpezó cuando le dió la patada a Solbes, que el Partido le impuso en, creo, 2.004 (que vaya pieza también!!), tras el rotundo fracaso de la Reforma de la Financiación Autonómica que quiso hacer para favorecer a Cataluña. Se cargó el superavit presupuestario y vació la credibilidad internacional de España. El caso es que huye despavorido diciendo, por fín, que puede que sea culpable del enorme paro que deja en España. Huye dejándonos en una situación cercana al paroxismo, pero que él, con el daño que ha hecho a su nación, se va con los bolsillos bien repletos y las mensualidades enormes para disfrutar el resto de su vida que una tranquilidad absoluta. Se me desgarra el corazón y ahoga el ánimo. Mientras, los demás nos partimos la cabeza para poder subsistir. Por otra parte, Pérez, ese Merlín del partido, le va negando, poco a poco, la sal y el agua a Rodríguez. Cada día que pasa, y habla, le da una vuelta de tuerca desprestigiándole: "que yo se cómo hacer para que baje el paro""que yo no lo haría así""que hay que poner el impuesto de patrimonio""que....". No obstante, cada día que pasa, se me parece más al peronismo argentino. No se por qué, pero me lo parece. Antes era uña y carne con los bancos. Ahora les tira al degüello. Son los malos. Se ha dedicado, para la captación de votos en Cataluña, a defender las insumisión y la inmersión lingüística en los colegios., Lo que nos faltaba. Ahí se demuestra su enorme falsedad y lo que busca sin miramiento alguno, y pisando a quien se ponga por delante, aunque sean de los suyos, de los que, en otrora, le auparon a ser lo que hoy ha escalado con sus artes, y no marciales, presuntamente. La huida de Zapatero es de una ignominia atroz. Se irá dejando un rastro de hambre detrás de el. Alguien le juzgará y no bien, desde luego.