COTA 1080. UNA EXIGENCIA DE JUSTICIA

Los regantes tienen derecho a regar con el agua que se embalsa aquí y a incrementar las hectáreas regables, los habitantes de las ciudades castellanas tienen derecho a beber del agua que se embalsa aquí y a que sus polígonos industriales utilicen esa misma agua, los ríos de Castilla tienen derecho a un nivel mínimo a costa del agua que se embalsa aquí, Iberdrola y otras eléctricas tienen derecho a seguir ganando miles de millones de euros para sus accionistas a costa del agua que se embalsa aquí. Y siempre con una razón suprema en la que todos están de acuerdo: el agua, dicen, es de todos. No busquemos la incongruencia de decir eso cuando para otros bienes jamás se aplica el mismo razonamiento. Pero digamos que también los habitantes de la Montaña Oriental Leonesa, o de cualquier otra comarca afectada irremediablemente por cualquier otro pantano, los habitantes y los miles de personas a las que se obligó por la fuerza a salir de sus casas, también tienen sus derechos. Derecho, por ejemplo, a poder aprovechar su activo turístico para poder vivir dignamente, sin que cada año el nivel del pantano les cree un nuevo problema. ¿El agua es de todos? Pues almacénela usted cerca de su casa, de sus tierras o de sus fábricas. Es posible y en algunos sitios ya se hace. ¿Por qué tenemos que cargar los montañeses con el muerto de los pantanos que entierran sin remedio nuestras vidas, nuestro futuro? Y si la sequía persiste unos años más, ¿va el PP a aumentar el nivel de las presas actuales, va a masacrar nuevos valles para contentar a los habitantes del llano, numerosos e insolidarios? Exigimos la cota 1080 para el Pantano de Riaño como un primer paso irrenunciable.