La austeridad es para pobres

Seguro que le suena la cantinela de que para salir de la crisis necesitamos, entre otras cosas, adelgazar las Administraciones Públicas y con ello reducir el papel del Estado en la economía y las finanzas. Quienes sostienen ésto son los que han evolucionado del liberalismo clásico a un libertarismo de derechas defensor de un curioso anarcocapitalismo pero resulta que estos próceres del austericidio no se aplican su propio antídoto en lo que la reducción de administraciones y de cargos públicos se refiere; ahí está el flamante presidente de Madrid don Ignacio González, sucesor de la muy liberal Esperanza Aguirre, con un rosario de familiares colgados de la ubre de todos: su padre fichado para el grupo popular del Senado con 86 años, su hermano director de estructuras comerciales de Mercasa, su señora adjunta a la presidencia de la patronal madrileña y su cuñada vocal de Caja Madrid Cibeles, eso por no hablar también de sus amistades. Y todo ésto cuando nos enteramos de que a Gerardo Díaz Ferrán, el destructor de sus propias empresas y expresidente de la CEOE que pidió a su conveniencia un paréntesis en el libre mercado ha sido detenido por un presunto delito de alzamiento de bienes. ¿Austeridad? Para usted y para mí. ¿Son ellos demasiado listos o nosotros somos el mismo pueblo aborregado que desenganchó los caballos del carruaje de Fernando VII para arrastrarlo hasta Palacio?