Durmiendo con el enemigo

DURMIENDO CON EL ENEMIGO Hace ya 4 años de la primera vez que escuché la palabra “crisis” en los medios. En aquel momento no imaginé cuantas veces oiría esa palabra en la prensa, televisión, en casa, con los amigos, en todas partes, en mi vida. Hasta el punto de adquirir un tono de conciencia colectiva de caída en picado, malestar y pesimismo. No se puede negar el hecho de que está ahí, sobrevolando nuestras cabezas, acechando tras cada esquina. Más evidente aun es que si me oculto de su visión de halcón, si evito las esquinas peligrosas, ella no podrá encontrarme. Pero en su lugar yo elijo descubrirme, acercarme a ella y caminar de su mano. Alguien dijo una vez que cuanto más cerca del peligro más lejos del daño, y no le faltaba razón. El miedo es una enfermedad muy virulenta. Es fácil contagiarse y cuando esto ocurre, invade cada célula de tu cuerpo hasta reducirlo a cenizas. Actualmente una epidemia en toda regla. Llegamos tarde para la vacuna, pero todos contamos con un potente antivírico.