¿Servir a la Cofradía?

Parafraseando a Eleuterio Sánchez, o escribo, o reviento ¿De qué sirvió el gesto del Hermano Fernando Salguero hace un año? ¿Es que su forma responsable de actuar tiene que ser anécdota, porque la forma pueril de comportarse de los sucesivos abades es norma? ¿Por qué salió este año 2013 la Procesión de los Pasos?¿Es que las previsiones meteorológicas dejaban lugar a la duda razonable? No voy a citar el nombre del Hermano Abad. No es el único. Como he señalado, para desgracia de la Cofradía Del Dulce Nombre De Jesús Nazareno y de otras que me tocan, es norma el comportamiento pueril, irresponsable y propio de rabieta infantil –Es mi abadía. Es mi procesión, y sale ¡Hale!- Así, con rabieta infantil. Porque si no sale “su” procesión hay sollozos y llanto. Pues no, señores. Las lágrimas de hombre, de adulto responsable las vi en los ojos de Fernando Salguero hace un año. Y no quiero imaginar cómo puede sentirse sabiendo que su gesto, aislado, bien poco ha servido para conservar con responsable criterio tallas y enseres; y para crear escuela. Porque es así como se sirve a la Cofradía. De poco sirvió, sí, pues la insensatez es norma y de nuevo el patrimonio ha estado en manos de niños de parvulario. Servir. Palabra, a lo que veo, hueca. Todos los que llegan a la abadía la utilizan. Qué pocos la llevan a la práctica de forma adulta y responsable. Por cierto, son las cinco de la tarde de este nefando Viernes Santo. Como no voy a ser cómplice de otra posible negligencia en forma de berrinche infantil y la consiguiente decisión alocadamente irresponsable, no voy a acudir, por primera vez en muchos, muchos años, a mi puesto en el paso de La Piedad, en la Procesión Del Santo Entierro. Y como aviso para navegantes, antes de que se me acuse de prejuzgar, ya anticipo que presupongo que el Hermano Abad tomará la decisión que corresponde, de acuerdo a las previsiones de quienes entienden de estos asuntos de la meteorología. Pero, por si acaso, por este año al menos, no seré partícipe de un despropósito como el de la Procesión De Los Pasos, en el que he sido cómplice involuntario.