Diario de León
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León

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MOVILIDAD EXTERIOR A la emigración y fuga de talentos en España ahora se llama movilidad. Los eufemismos de políticos y banqueros no cesan. Las palabras ya no significan lo que siempre significaron, y es triste. La gente a penas si se entiende con tanta distorsión lingüística. Y es que hay ministros/as, que mejor que no movieran la lengua. Ya se sabe que por la boca muere el pez. Dice la ministra del paro que espera a todos esos talentos que un día echó del sistema para instalarse en la distancia. Sí, a todos esos “ ni-nis” tal vez sus políticas, sus actitudes sean las que hayan causado el éxodo porque hay políticos y políticas que son “ni-nis”. Sí, que ni ven, ni oyen, ni entienden el clamor popular. Eso sí, les cabe el honor de “presumir” de un paro juvenil que provoca el rubor en cualquier parte del mundo menos a los responsables del mismo. Sra. Ministra, la movilidad de la que Ud. habla se llama exilio laboral, exilio económico, exilio en busca de la subsistencia; exilio en busca de oportunidades acordes a las promesas y expectativas que su formación un día les generó. Saben bien los jóvenes de la “movilidad exterior” que así, en este país, las escasas oportunidades que pudieran surgir están dadas a dedo y amparadas por la legislación. Saben bien que cada vez que Ud. habla de ellos les proporciona mas razones para el no retorno. Saben bien que sus políticas conducen al fracaso, saben bien que con este lenguaje tan prostituido es necesario entenderse en otros tantos idiomas que acaben de una vez por todas con las fronteras políticas y financieras. Tal vez tanto eufemismo tan sólo esconda ineptitudes; tal vez tan sólo pretenda hacernos creer lo que no es o que demasiadas mentiras lleguen a ser verdades. Los jóvenes de la “movilidad exterior” saben bien que aquí sólo dejan deuda, demasiados presuntos, demasiados recortes y “primas de riesgo”. Demasiados eufemismos diferidos y simulados. Saben bien que al paro debería llamarse incompetencia, a la movilidad fuga de talentos formados con el esfuerzo de las propias familias que ahora se ven engañadas por políticas educativas al antojo del poder. Benjamín Charro // Abril, 2013

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