Deshonestos discursos

Desde que empezó la crisis en 2008 –eso que Zapatero llamaba desaceleración transitoria- los españoles hemos tenido que aprender a leer entre líneas los discursos de los políticos. Hemos dado la bienvenida a la España eufemística: aquella que no se divorcia, sino que cesa temporalmente su convivencia, aquella que no recibe un rescate como dicen todos los diarios del mundo, sino que recibe un préstamo en condiciones muy favorables, aquella que no sufre de una fuga de cerebros galopante, sino de movilidad exterior. Cierto es que los discursos políticos se han valido siempre de eufemismos, pero ha llegado la hora de decir basta. Azucarar la realidad nos ha convertido en simples consumidores de información, adolecemos de complacencia. Nuestra realidad diaria es hoy más dura, pero no debemos permitir que vapuleen nuestra capacidad de reacción con desinformación.