Diario de León

Creado:

Actualizado:

Saben cuando sueñan con Eduardo Manostijeras y de repente se cuela en escena Freddy Krueger? Pues eso es precisamente lo que ocurrió ayer en la comparecencia de Mañueco e Igea, que soltaron un monstruo en medio de la placidez de su historia de amor. Y ahí, al través de las loas a su relación inmortal surgió el malvado de la película: León, más rampante que nunca y con las uñas afiladas. No hay cuentos sin el malo del cuento, ni películas sin el tercer hombre, ni historia sin traidor. ¿Que en este caso no? Pues como Vellido Dolfos, que cumplió con su deber y al que la historia de Castilla le ha reducido a un simple sicario de Alfonso, ahí estábamos nosotros.

Ha sido dos días después de que el superconsejero dijera que el Bierzo no necesitaba más que agua y tierra —le faltó el aire y el fuego— para crecer, que ya total el parque agroalimentario se lo llevan los de siempre. Nosotros, estamos a lo que estamos, como el Congo para Bélgica. Ayer, sólo les faltó preguntar aquello de «¿El hombre prehistórico nos maldecía, nos veneraba, nos daba la bienvenida? ¿Quién lo sabe?»

Así que han querido pronunciar nuestro nombre en vano para hacer creer en Madrid que la de Tudanca es una moción ideada para darle la autonomía a León. Somos como un espíritu antiguo. Nos convocan para espantar terrores, como si un solo procurador tuviera la oportunidad de disipar los espectros de un mundo ignoto y desconocido para ellos.

Pero no. En esta ocasión, como siempre, León no tiene ningún papel. Todo lo que se haga entre el puente aéreo de Madrid y Valladolid se hará no ya a pesar de asturia, sino a sus expensas, como siempre ocurre. Esta moción no tiene ningún componente regionalista. Lo que tenga que pasar, si pasa, no llegará del PP, pero tampoco del PSOE, así que no hablen de ayuda entre provincias y moscas en vinagre. Las moscas son una imagen demasiado potente para no aprovecharla, como la fábrica de heces en la que quieren convertir, una ayuda más entre provincias, Santas Martas...

tracking