El viaje a Catar sigue sin una justificación

El tiempo puede parecer que adormece las cosas pero es evidente que no sirve para curarlas. Han pasado 14 meses desde aquel Mundial de Fútbol de Catar en el que se estrelló la selección española de fútbol de Luis Enrique, con el alcalde de León, José Antonio Diez, aupado a un palco acompañado por su esposa. Aquel polémico viaje pagado por Aspire, una empresa que contrata con el Ayuntamiento leonés, ha dejado un rastro de polémica permanente que se ha intentado dejar atrás con fórmulas de maquillaje. Pero el tiempo acaba por poner las cosas en su sitio y de aquellas primeras disculpas, alegando que se trataba de una acción comercial para promover un mayor flujo económico entre el emirato y la ciudad de León, no ha llegado a plasmarse en la realidad nada de nada.

El vacío es tan enorme que ni siquiera se ha construido el anunciado campo de fútbol que se presuponía que pagaba la Academia Aspire para homenajear el centenario de la Cultural y Deportiva Leonesa.

En el Pleno municipal de ayer se repitió el guion. Desde la oposición se planteó una batería de preguntas para animar a Diez a que aclare lo ocurrido. Pero de nuevo no surgió la necesaria justificación. Nuevos parches para intentar huir hacia adelante sobre un asunto que incluso ni siquiera se ajustó a la legalidad vigente en España, que prevé unos requisitos de comunicación al Ministerio de Asuntos Exteriores cuando se emprende una misión oficial de un cargo público en un país extranjero.

Parece ya fuera de toda duda que el viaje de Diez y su esposa a Catar fue un abuso de esos a los que lamentablemente nos tienen acostumbrados los políticos. Estos días se están conociendo detalles de las maneras de actuar, incluso cuando arreciaba el covid, que exhiben la soberbia y el descaro con los que se abusa de los cargos.