El riesgo real que dejan las okupaciones
Exista una permanente polémica desde hace años sobre el conflicto de la okupación de viviendas. Se centra, de manera principal, en la capacidad de los propietarios para defenderse y hasta qué punto la ley facilita fórmulas ágiles y eficaces. Incluso este asunto salpicó recientemente al llamado decreto ómnibus, esa iniciativa del Gobierno para agrupar 80 medidas en un ‘lo tomas o lo dejas’ que derivó en la enésima claudicación de La Moncloa ante el prófugo Puigdemont.
Pero el conflicto de las okupaciones de viviendas, locales e incluso edificios enteros presenta un serio riesgo, en muchas ocasiones, para el resto de ciudadanos. En forma de problemas de seguridad ciudadana en el entorno. Pero también de riesgo cierto por el problema derivado de los incendios que surgen con demasiada frecuencia, como consecuencia de los enganches ilícitos a la red eléctrica o por los fuegos que directamente son encendidos en inmuebles que, a veces, incluso son de madera por su antigüedad. El episodio vivido ayer junto a la plaza Mayor de León es una prueba de todo esto, de ese peligro para las personas o para sus bienes cuando habitan edificios próximos a los que están okupados. En el Barrio Húmedo de León los incidentes son demasiado frecuentes y es lógica la indignación ciudadana.