Ya me has ayudado, hermano

Leo que la salud mental y la emocional de los españoles son de las que más se han deteriorado de Europa, debido a la pandemia. Lo creo. O mejor, lo sé. Uno mismo ya no es el que era. Las incertidumbres terminan pasando factura. Y algunas certezas, más aún. No hay que ser psicólogo para percibirlo. Pobre España, pobres nosotros. Vivimos heridos de desasosiego, pero no culpemos solo a la pandemia. Esta ha sido solo la aglutinadora de males arrastrados. Las sociedades también enferman. Y mueren, si no sanan. Solo la fraternidad puede curar este desánimo. Hacía mucho que no escuchaba Brother, can you spare a dime? (Hermano, ¿puedes darme diez centavos?), una canción de 1931, que se convirtió en algo así como en un himno de la Gran Depresión estadounidense, con su letra sobre los nuevos pobres, aquellos que nunca pensaron que perderían sus empleos o que tendrían que necesitar ayuda para comer, tras haberse dejado la piel en sus trabajos. Ha sido grabada en numerosas ocasiones, y aún se sigue grabando, pero hay mucha diferencia entre saberse la letra y vivirla. Digamos que Julio Iglesias no la incluirá tampoco en su próximo disco. «¿No me recuerdas, soy tu amigo/ ¿puedes darme diez centavos?». Claro que tanto nuestra salud mental como la emocional se han deteriorado, pero la herida del desasosiego llevaba mucho tiempo infectada. Y la única cordura posible es, en efecto, la fraternidad. A lo mejor es hora de que empecemos a hablar también de salud espiritual. «Una vez construí una torre/ ahora está terminada/ ¿Hermano, puedes darme diez centavos?».

Si te estoy deprimiendo, déjalo aquí. Hoy escribo para quienes sufren por estos tiempos oscuros. A veces, la aflicción puede ser señal de cordura, incluso de decencia. Solo el amor y la Gracia tiran de nosotros hacia arriba. Y las viejas canciones que, de repente, vuelven a ti y te alivian.

Esta columna de hoy contiene esperanza. Si no la percibes, es que no he sabido plasmarla. La tengo. Hermano, ¿puedes concederme diez minutos de tu tiempo de oro? Amor es la única solución que contiene a todas las demás. De hecho, si has llegado hasta aquí me has dado la mitad de lo que te pido. Gracias, pues. Me has ayudado ya solo con leerme.