Diario de León

Creado:

Actualizado:

Malgastamos  fe y fuerzas defendiendo las juntas vecinales como fórmula de gobierno local que es seña e identidad de una tierra leonesa muy enrocada en lo suyo si se trata de historia o patrimonio.  Creímos  en la bondad insuperable de la vieja democracia vecinal consistente en «una familia, una voz», «una casa, un voto» que se expresaba en el corro del concejo por cada varón cabeza de familia, aunque en muchos pueblos se dio medio voto a las viudas adelantándose así algún siglo al sufragio femenino que creyeron inventar antier por la tarde unas inglesas.  Impulsamos  el papel de las juntas porque afincaron lo local frente a la voracidad del poder del rey, del marqués, del abad, de la nación, del diputado provincial, de la entidad regional o de los ministerios con corona, pudiendo escapar así de realengos, abadengos y pellizcos de camarlengo.  Aplaudimos  la voluntad política de defender la legitimidad y el ser de las juntas vecinales cuando años atrás se pretendió desde el Gobierno y expertos o partidos intervenirlas, gestionarlas o disolverlas para incautar su patrimonio, que no es poco y codiciable contando montes, bosques, pastos, aguas, inmuebles o arcaicos privilegios.  Confiábamos  en la fortaleza de esta institución que ya pocas provincias de España conservan... pero  no medimos  su desfiguración al despoblarse tantísimo los pueblos convirtiendo juntas de doscientos vecinos antaño en un simulacro de sólo cinco listines hoy, los últimos, y no necesariamente los más aptos, honestos o trabajadores, seamos sinceros.

Y así  contemplamos  cómo esas débiles juntas son objeto de deseo de todo buitre ojeador, como el trust eléctrico que ya plantea hasta ¡¡500!! proyectos fotovoltaicos y electromolineros en esta provincia tentando con una calderilla que las fascinadas juntas palurdas ven gruesa o comprando fácilmente voluntades y firmas; o usando, nos dicen, tácticas mafiosas para acallar a los vecinos que objetan y se oponen. Y  no vemos  una sola junta que quiera ser dueña-empresa prefiriendo malvenderse, malbaratar, malmorir, mal... ¡dita sea!...

tracking