Diario de León

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Mondo cane, mundo perro, manda huevos, qué disgusto... el sueño del que iba a ser el mayor museo de caza del mundo se le ha desmoronado en un instante al expresidente de Sanitas que ya veía en dorado su nombre en el frontis del cuartel de caballería del siglo XVIII del pueblo extremeño de Olivenza donde se instalaría su colección de 1.250 trofeos de caza (420 especies), todos abatidos por su escopeta como los varios miles que asegura tumbó en 48 años pegando tiros por todo el mundo. Este trabucaire incontinente y ostentosamente paleto asegura que se firmó un preacuerdo con el alcalde socialista del lugar y el presidente de la Junta extremeña, Fernández Vara (también socialista y pariente del cazador, vaya), así que bien es de creer que en principio este «señor», Gómez Sequeira, señor «de horca y gatillo» que alardea de franquista contumaz (el muy cachondo), les sedujera con que su idea proyectaría a Olivenza y Extremadura al universo planetario de la caza y lo salvaje... ¡el mayor museo del mundo, al fin seréis primeros en algo! (al político le tira más el proyecto que va en colorines y aún más si arrastra masas), creedme, veréis cómo se hacen colas en el museo, se os llena el pueblo de autocares, la hostelería remonta, los 400 cazadores de este lugar os comen la picha a besos, vienen todas las teles y hasta salís en la BBC y en Tele-Mónaco, que Carolina viene a veces a cacerías extremeñas». 

Muy de creer. Aquí hubo idéntico caso, idéntico museo, pero Sansejodió cayó en Valdehuesa y era lunes... ¿y eso?... aquí los políticos fueron aún más paletos que el escopetero que nos endilgó su colección de abatidos y disecados, eso que nació como Museo de Caza y le cambiaron rápido el nombre para vestir de liebre al gato. Este político extremeño, sin embargo, espabiló a tiempo; vio el asunto tan de «Escopeta Nacional» (y nacional la polvareda levantada), que a los dos días del escándalo, y como alcalde de Olivenza, declaró que ese museo jamás se hará en su pueblo. Pilatos pidió palangana. Y gatillazo.

Ay, qué disgusto tengo.

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