Diario de León

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C uando hace solo veinte años comenzó tímidamente a exigirse valuación de impacto medioambiental antes de obra o industria (y por exigirlo Europa, no por sentirse aquí tal necesidad, quitallá), ya estaba escrita en León toda gama de fechoría minera, hidráulica, forestal o agraria; y todo era legal; hasta con apaño o crema cabía también lo ilegal a carros; y de lo ilegítimo ni hablemos. A robarle a la naturaleza -más si es agreste- le decían conquistar y eso lo ve bien el pueblo lerdo si se lo venden como alarde o desarrollo; y así el invadir o violar se disculpan si la obra ingenieril apresa un río con dique de récord o cuela teleférico en el alma virgen de Picos de Europa.

Una fechoría destaca sobre las demás en tamaño y voracidad, la consumada en lo más sagrado del patrimonio natural de esta tierra, en los ríos y su histórica anchura natural, sus sotos silvestres con el agua en sus intocables lechos y en su albedrío natural, agua, la única razón de la vida que un día corrió cristalina en estos cauces y hoy baja vestida con nuestra mierda; pero tapando la nariz ningún crimen huele.

No hay río o arroyo que no haya visto invadido algún soto, hoy explanada rasurada para un monocultivo obsesivo: el chopo en sus cuatro o cinco variedades foráneas o clónicas que acogotaron y orillaron a nuestras tres oriundas: el chopo negral, el temblón y el álamo, hoy exóticos de puro raros.

La desfiguración de esos márgenes fluviales ha sido tan bestial, que se arrasó de raíz toda su original riqueza botánica y faunística, haciendo ahora muy arduo el renaturalizar todo eso, devolverlo a su identidad histórica y biológica, que por ahí habrán de ir ahora los tiros, el empeño y la inversión creando más empleo del que dicen se pierde si dejan de cultivarse chopos a mansalva.

Cuando empezó todo esto mandaba el Icona, que no objetaba, daba permiso y hasta jaleaba la invasión; el Icona fue la coña por la que empezaron a joder todo río. Después el Medio Ambiente autonómico solo tuvo que seguir ese paso y lo rejodió aún más con su ¡más madera, hay negocio!... ¡pa caparles!...

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