Diario de León

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Manías de noria tiene la historia; es lo suyo, el sube-baja, lo circular: y cangilón que rompió aguas no tarda en volver preñao.

Hay una vieja prenda femenina que tiene eco de noria porque aseguran que está volviendo con su furor y, esta vez, con especial demanda entre jóvenes, cuando tradicionalmente es más propia de señoras entraditas en edad o lorzas. Porque aquí vuelve a su estrellato y a su función, señoras (y señores, que también),  su majestad la faja .

¿Y cuál será la virtud de la faja en estos tiempos de grasa desbordada y perímetro expansivo, redondón?... podría decirse que la misma que tiene el sujetador o sostén al que identificábamos con el régimen franquista, pues los dos « levantan a los caídos, oprimen a los de dentro y engañan a los de fuera ».

Para estas mismas políticas se convoca a la faja en este tiempo. El agobio de llevarla lo premia el engaño exterior, es propaganda y, a la vez, recoloca el lío interno forzándole a la silueta.

A ver, a oír: Su melodía bombardeó la radio y algo la tele durante décadas - fajas Soras -, melodía pegada a la memoria como aquella del Colacao ( si lo toma el biciclista, se hace el amo de la pista ) o aquella otra de pastillas contra el  cansancio, enfriamiento, dolor... ¡Oooookal! ... así que, ¡dentro música!:  Su faja, señora: Soooras... a todas las horas: Soooras... sujeta su línea: Soooras ...

Vuelven fajas, pero para jovencitas y pollitas porque las Kardashian y los dueños de tendencias se ponen como locos a venderlas y predicarlas. Negocio de fábula. Y una novedad nada nueva: no es del todo necesario que la faja vaya bajo ropa; pedirá llevarse por fuera como ya lo hace tanta otra prenda íntima o la braga de Supermán. Y es que les están vendiendo (¡a empoderar!) el ideal de la nueva mujer:  mitad escultura, mitad heroína ... y comemachos... así muchas nenas quieren hoy un moldeado extremo y flipan con el auxilio de la vieja corsetería, los elásticos represores o las barbas de ballena como muros cisjordanos conteniendo el desparrame. Y su lema: «Yo, por mi silueta, maaato», es decir, «me mato».

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