Griegos

El Gobierno griego, presionado por la Unión Europea, no tiene más remedio que imponer un durísimo ajuste para reducir el déficit presupuestario este mismo año y los sucesivos, hasta que su abultada deuda alcance proporciones razonables. Pero se da el caso de que la sociedad civil de Grecia se opone explícitamente a tales medidas, que, como siempre sucede, recaerán especialmente sobre las clases medias y deteriorarán el nivel de vida del conjunto de la ciudadanía. El conflicto parece, pues, irremediable. Y el choque entre Bruselas y el pueblo griego podría terminar lesionando la cohesión de la Eurozona. Pero a nadie puede extrañar esta situación: el problema había sido anunciado por quienes lamentamos el déficit democrático de la Unión Europea.