Diario de León

La opinión del lector (1)

El ecologismo y una cierta hipocresía multinacional

Publicado por
Juan Quintana. Ingeniero agrónomo y director de la Fundación Antama
León

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Vaya por delante para que nadie se lleve a engaño que trabajo en una fundación para comunicación sobre biotecnología agraria y alimentaria, y que buena parte de sus muy austeros presupuestos provienen de multinacionales. Dicho esto, cuando un consumidor adquiere un bien o servicio, semillas, alimentos o cualquier otro, lo que valora es que sea seguro, de calidad, a un precio ajustado y que cumpla con sus expectativas funcionales. La preocupación sobre quién produce o comercializa ese bien ha sido inducida en determinados casos, como es el de los transgénicos, por determinados grupos que libran su propia lucha ideológica en la que las multinacionales, su icono del capitalismo, deben ser el enemigo a derrotar. Porque digo yo, ¿no existen organismos públicos que velan porque no se produzcan situaciones de monopolio u oligopolio? Por ejemplo, Microsoft lo sabe muy bien, que recibió hace un par de años la mayor sanción de la historia por este motivo. ¿No es cierto que por eso compramos coches, energía, medicinas, maquinaria de precisión, aplicaciones informáticas, hardware, etc. sin plantearnos que son producidos por multinacionales?, ¿por qué se ha centrado este debate sólo en el sector alimentario? Algunos lo simplifican en su valor estratégico, pero son muchos los sectores estratégicos arriba mencionados y las empresas de unos y otros están sujetas a similares principios globales y controles jurídicos y administrativos. Por cierto, tampoco conviene olvidar que el mercado de las semillas es libre y un agricultor cada año puede comprar semillas transgénicas, semillas obtenidas por mejora genética convencional o utilizar otras variedades y resembrar cada año.

El reto de las empresas, grandes o pequeñas es conseguir ofrecer a la sociedad productos o servicios que mejoren nuestra calidad de vida. La obligación de los numerosos y competentes organismos técnicos y científicos acreditados es garantizarnos que esos bienes son seguros para las personas y para el medio ambiente. La obligación de los organismos públicos y jurídicos en materia de competencia es garantizar que se respetan las reglas del libre mercado y que no se realizan prácticas empresariales que conculquen este fundamento básico del comercio mundial. El derecho del consumidor es elegir con libertad la adquisición de cualquier producto o servicio sabiendo que es seguro, que cumple unos parámetros mínimos de calidad y que cumple con las reglas del mercado. La obligación de los grupos ecologistas debiera ser defender el medio ambiente, sin arrastrar al consumidor a una lucha ideológica que excede lo que, con carácter general, los ciudadanos esperan de este tipo de organizaciones.

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