Diario de León
Publicado por
MIGUEL PAZ CABANAS
León

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El humor es algo serio. Prueba de ello es que pocos son los escritores que, merced a sus historias, nos hacen reír y menos aún los directores de cine consagrados que se atreven con el género de la comedia. La risa, aunque lo parezca, no es cosa de tontos y si la hemos de distinguir de la de las hienas o la de los monos que se rascan en sus jaulas, debería erigirse desde los requisitos de la mordacidad y la inteligencia más sutil. Hubo una época en que los políticos sólo se reían por prurito cortés, o porque la ocasión, más o menos desenfadada, lo auspiciaba. Vivimos, sin embargo, tiempos en los que no hay foto o telediario en la que éstos no salgan con una risa de oreja a oreja. Lo de menos es el motivo, o que la cosa no esté para bromas, porque lo habitual es ver su jeta risueña en cuanto huelen que hay un periodista con cámara en las inmediaciones. Habrá quien malicie que se están descojonando de todos nosotros. De que los votemos a pesar de su incompetencia, de su hipocresía, de su falta de escrúpulos o sus malabarismos. Yo no creo, honestamente, que sea así. Es cierto que asombra verles riendo a pesar de los cinco millones de parados, o de sus innumerables casos de corrupción, o de que la pobreza bata marcas nunca alcanzadas en democracia. Pero qué diablos celebran, piensa uno al verlos abrazándose. Pues bien, se mofan de todos, en efecto, pero ellos no lo saben, porque dirigen sus muecas histriónicas únicamente hacia sus rivales que, curiosamente, representan a la mitad del electorado, por lo que finalmente, entre unos y otros, lo que hacen es partirse de risa a costa de todo el país.

Resulta paradójico, pero cada vez que salen en esos mítines bochornosos ridiculizando al adversario y diciéndole «mira, me siento feliz, acabaré contigo en las próximas votaciones, tengo la razón de mi parte», su risa onanista termina por agraviar a todos los ciudadanos. Pero ellos y ellas, a pesar de todo, persisten. Elaboran así una pantomima -un espectáculo de tintes televisivos- donde sus fieles les ríen las gracias y los demás interpretamos un papel de simples comparsas. Ocurre a veces, como en Francia, que la platea se alza indignada. Aquí, no obstante, seguimos alelados en el gallinero.

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