Diario de León
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«Estamos al borde de la insolvencia» de cía el presidente de la Cultural, Domingo Cueto, en julio de este año. Ahora, a la vista del fallo del magistrado del Juzgado de lo Mercantil, conocido ayer, esa afirmación parece poco menos que una broma. La Cultural era insolvente mucho antes (arrastraba cerca de tres millones de euros de deuda en el 2006) y no se actuó en su momento con la premura que exigía la gravedad de la herida.

Quienes hoy acaban de ser condenados por el juez miraron hacia otro lado cuando, en ese año del 2006, se hicieron cargo de un club que habían dejado a la deriva los primeros gestores de Profutle, léase Agelco, que demostraron enseguida una capacidad encomiable para disparar con pólvora del rey. Basta recordar los costosos «fuegos artificiales» de esa época que condujeron a operaciones millonarias y de muy difícil justificación, como el fichaje de Roberto Fresnedoso, que supuso 25 millones de pesetas a las arcas del club, o el de un director general, Ramón Fernández, cuyo «fichaje» costó cien millones. Esta capacidad para manejar con alegría el dinero público les otorgaría más adelante, en otro ámbito que conocían tanto como el fútbol, la calificación de cum laude en la catastrófica gestión de Lagun Air, que aún late, y de la que este periódico ha dado cuenta detallada en los últimos días.

Hay una diferencia fundamental, no obstante, entre aquella aventura de y la emprendida por los cinco consejeros de la Cultural que acabaron sentándose en el banquillo por la quiebra de la sociedad que acabó desembocando en el proceso concursal. Estos últimos se jugaban su dinero y apostaron, siendo conscientes del lodazal en el que se metían, por el futuro del club. Lo suyo es una rara mezcla de ingenuidad, valentía rayana en temeridad y amor a la Cultural. Y los números avalan ésta para ellos nefasta aventura: entre los cinco empresarios ahora inhabilitados -Cueto, García de Celis, Emperador, Dionisio Elías y Alfredo Martínez- han perdido la friolera de 1,8 millones de euros que, probablemente, nunca recuperarán. La justicia puede ser dura pero es justicia.

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