Diario de León

FUEGO AMIGO

Un cierto olor a podrido

Publicado por
ernesto escapa
León

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B ajo el oropel y los brillos de algunos triunfos deportivos, dormita la sospecha de la trampa, una amenaza latente que a veces despierta para nuestro sobresalto. Hasta hace unos años, estábamos acostu mbrados a que solo ocurriera cada mucho tiempo, con ciclistas secundarios y atletas en declive. Luego, escándalos olímpicos y la muerte prematura de algunos héroes del sillín nos fueron descubriendo que la lacra del dopaje no se limitaba a los pringados del furgón de cola. Redadas y confesiones cada vez más frecuentes han ido desvelando la cara siniestra de algunos deportes de alta competición. Por ese sumidero se esfumaron algunos éxitos muy celebrados, como la Vuelta a España del abulense Ángel Arroyo o la última ronda del bejarano Roberto Heras. También la vida breve de José María Jiménez, nuestro último héroe de la montaña. Jiménez acabó muriendo joven y lejos de la práctica deportiva, de cuya presión huyó con la velocidad de sus inolvidables demarrajes. Varios de los implicados en la reciente Operación Galgo, que el pasado jueves sacudió con su estallido a la afición, acreditan una trayectoria tan pantanosa que hace incomprensible su permanencia en el escenario deportivo. Pero ahí seguían, vivaqueando en los jugosos alrededores federativos. En todo caso, son nombres que no desentonan en la crónica de sucesos. Varios de estos pájaros salieron indemnes de la fallida Operación Puerto, hace cuatro años, porque todavía no estaba penalizado el dopaje, pero arrastraron al paro a unos cuantos ciclistas y al descrédito el deporte del pedal. Lo que ha convertido a esta prenavideña Operación Galgo en noticia de primera es la presencia de la atleta Marta Domínguez, considerada «la gran dama del deporte español». Campeona del mundo, Premio Castilla y León, candidata al Príncipe de Asturias e icono de valores saludables cuyo reconocimiento desborda los límites de la Comunidad. De ahí, el hachazo.

A pesar del estruendo informativo, todavía no está clara la implicación real de la atleta palentina en la red que traficaba con sustancias prohibidas. Pero pinta muy mal. Después de mirar al principio para otro lado, la Federación la ha suspendido como vicepresidenta. Todo parece indicar que los pasos de la investigación han seguido la confidencia redentora de atletas previamente condenados, que conocían con precisión y de primera mano los buzones de la droga. Desde luego, no es el momento de condenar, pero sí de lamentar que testigos cercanos de esa deriva preocupante, que a raíz de la detención copan los micrófonos, no tramitaran a tiemp o su advertencia sobre la perniciosa compañía de un entrenador que al parecer era conocido en la residencia oficial de los atletas como «el camello de la Blume». Qué pena.

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