Diario de León
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césar gavela
León

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M e parece una gran noticia racionalista que el Tribunal Constitucional haya retirado a la Junta de Castilla y León sus estrafalarias competencias sobre el río Duero. Como también ha sucedido respecto de las que Andalucía se irrogaba sobre el Guadalquivir.

Espero que haya más sentencias en esta línea, que es la de la cordura y el sentido de estado. Nunca entendí que los estatutos se atrevieran a legislar sobre las aguas de todos los españoles, porque los ríos de España son de todos, y no solo de las regiones por las que pasan.

Y unos cuantos ríos, además, también son de Portugal. Por no decir todos, no en vano Iberia es una unidad geofísica muy nítida. En la que estamos presentes los dos viejos estados. Y concernidos por su naturaleza por igual.

El responsable de este error es el presidente Zapatero. Él alentó con entusiasmo que los estatutos contemplaran tales excesos normativos. ZP, protagonista de importantes logros cívicos, sin duda, y de una política innovadora y valiente en algunos ámbitos, ha errado lo suyo en materia autonómica.

Preso de sus promesas al socialismo identitario catalán, ideó una confederación hispánica anticonstitucional, donde Cataluña y el País Vasco se convertirían en sendos Puertos Ricos. Vinculados al resto de España a través de dos caminos no del todo aceptados en tales periferias: la jefatura del estado y la selección nacional de fútbol.

En esa dinámica ciega se llegaron a blindar los ríos. Pero los ríos son libres, cruzan diversos territorios, y quieren ser de todos. De todos los españoles, de todos los ibéricos. Como los mares o el viento.

El Tribunal Constitucional ha puesto los puntos sobre las íes y las aguas sobre sus cauces. El Duero no es competencia exclusiva de la Junta de Castilla y León, ni de sus provincias desvertebradas, ni de los pueblos por donde pasan aguas tan literarias. El Duero es tan portugués como español.

El río es el padre de Portugal y es el padre de España, a través de León y de Castilla. Porque España, la moderna España que ya es muy antigua, el empeño de unificar el viejo solar romano, nació, fundamentalmente, en la cuenca del Duero. Como bien resaltó el gran intelectual catalán Vicens Vives. Esta tierra fría es el núcleo de España.

También de Iberia. Como igualmente escribió el lusitano Miguel Torga. El Duero es de Iberia, ni siquiera de España y de Portugal.

La modernidad es sumar, es unir, es implicarse, es tener varias identidades. El atraso es poner puertas al campo. Puertas al río. Pero el río se ríe de las puertas y hasta de las compuertas. El río da a luz países y libertades y luego termina en el mar. Que es el morir; también el nacer de otro modo. Mucho más civil, mucho más universal.

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