Diario de León

LA SEMANA

Las elecciones más extrañas en 32 años

Publicado por
MANUEL CAMPO VIDAL
León

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Pocos lo discuten: hoy se celebran las elecciones más extrañas desde las municipales del 3 de Abril del 79, las primeras desde la Segunda República. Extraña la campaña porque se centró al principio en si Bildu sí, o Bildu no, con excelente promoción de esa marca desde el Poder Judicial; acabó con un debate generalizado sobre el movimiento «Democracia real, ya» que tapó los últimos mítines; y campaña que se cortó en medio, al menos un día, por el terremoto de Lorca.

Hasta la jornada de reflexión fue extraña porque se bordeó la ley y el conflicto sorteando el problema gracias a la moderación de los manifestantes -salvo excepciones, o acaso provocaciones- y la doctrina del ministro del Interior, Rubalcaba, expresada con la máxima de que «la policía no crea problemas, sino que está para resolverlos».

Campaña muy extraña en la superficie con alta tensión de fondo entre el Partido Popular, que la quería global, y el PSOE que la pretendía local. De ahí que el PP relegara en muchas ciudades a sus candidatos, hasta el último momento, porque el empuje de la marca ofrecía mejores perspectivas que el cartel electoral y así se favorecía un discurso de «Zapatero culpable de la crisis». Campaña con desaparición inicial de las terceras opciones -Izquierda Unida, nacionalistas, regionalistas, independientes y Rosa Díez- hasta que resurgieron con la esperanza de recoger votos de la movilización ciudadana.

Extrañas elecciones también porque el PP quiso convertirlas en primarias para forzar la convocatoria inmediata de generales y el PSOE ha resistido el pulso, salvo seísmo hoy de escala japonesa en las urnas, con tsunami posterior en el partido.

Se ha visto en la campaña a un Zapatero relativamente liberado después de anunciar que no repetía; a un Rajoy que no perdió su moderación, salvo en las horas en las que elogió sin mesura a Camps ante la incredulidad general; a Rubalcaba y a Carme Chacón pensando más que nada en las primarias y a algunos actores secundarios muy activos consolidando posiciones: Marcelino Iglesias, José Blanco y Ramón Jáuregui en el PSOE y Javier Arenas, Ana Mato y González Pons en el Partido Popular. Estrella invitada especial en la contienda, María Dolores de Cospedal que se juega el setenta y cinco por ciento de su carrera hoy en Castilla La Mancha. Si es presidenta esta noche, su problema será convencer a su partido de que puede seguir siendo secretaria general al tiempo que presidenta autonómica. Y si pierde, su trabajo será convencer a los mismos de que no debe dimitir de esa secretaría general. Los ciudadanos de Guadalajara y de Ciudad Real tienen la palabra porque en esas dos circunscripciones quien gane se lleva la banca política manchega. Su caja de ahorros ya se la llevaron los asturianos de Cajastur después de un estropicio de gestión.

Pero no solo se la juegan los personajes citados: Fernández Vara en Extremadura está en el alero, aunque secretamente confía en ganar; Cascos en Asturias aspira a que el PP no tenga más remedio que darle su apoyo para convertir el Principado en su Baviera particular; Biel en Aragón sueña con ser el Revilla aragonés, aunque retroceda en las urnas; y Tomás Gómez en Madrid reza para que Lisavetsky, el candidato socialista al Ayuntamiento, no le supere demasiado en votos porque quedaría probado que la opción Trinidad Jiménez era mejor que la suya. Y así sucesivamente.

Una campaña extraña, por tanto, y unas elecciones con mucho miedo. De los socialistas a que su pérdida sea dramática y de los candidatos populares que temen no ganar, a pesar de tener toda la crisis a favor, porque quedarán muy mal situados internamente para el futuro. Pero para extraño, desde luego, el futuro que nos aguarda.

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